miércoles, 4 de abril de 2012

Mis semanas santas

Los recuerdos de la semana mayor son diferentes a lo largo del tiempo. De niño recuerdo los ramos bendecidos que luego se ponían en la casa entrelazados detrás de la puerta. La misa de Gallo o de Pascua de Resurrección con todas las velas que se van prendiendo una con otra como una pequeña ola de fuego.

El viernes íbamos a visitar otras iglesias a ver los “monumentos” donde la importancia estaba en la belleza de cada una, no de su significado. El viernes se comía pescado, supongo que un día viernes mi hermana se atraganto con una espina y hubo que salir con ella a la casa de Socorro o de emergencia.

Silencio, no música, no radio, no televisor, o solo música sacra que realmente era música clásica.

Los días lunes, martes y miércoles sin nadie con quien estar o jugar y sin escuela.

Al salir al exilio la semana se convirtió en otra mas, en Miami no se habla de nada sacro o religioso en esos días, pero la escuela católica también cerraba, pero como las playas estaban más cerca y más fáciles de uno visitar, esos días eran de playa. Quizás en una semana santa alguien me dió un primer beso que ya no era a flor de labios.

Al llegar a Haina la semana se redujo a 4 días de ayuno, oración, días de retiro, penitencia, cilicios, golpes en la espalda o las nalgas, sufrir con Jesús y ya el domingo una celebración, una fiesta sencilla, pero fiesta. La Resurrección.

En Los Teques, Venezuela significo mas trabajo que nunca preparando la ceremonia en el Obispado, asistir mañana y tarde a todas ellas colaborando con el obispo, menos lunes martes y miércoles que siguen siendo días sin nada, pero sí de preparación y práctica de las ceremonias. Mucho cansancio y satisfacción. Ahi me percate que al pueblo le interesa más la estatua que la Hostia, lo que ve, no lo que ES.

Al llegar a Santiago era ir a trabajar a otra comunidad;a mi me tocó ir a San José de las Matas, y dar charlas retiros a jóvenes. En Las Matas aprendí que el tomate se come como una manzana y en desayuno, costumbre de los padres canadienses.

Luego, ya de civil, siempre traté de respetar los días claves, esos que todo el mundo utilizaba para ir la playa o a la montaña, yo prefería hacerlo, pero en esos días inútiles sin trabajo como educador: los lunes, martes y miércoles. Los otros días tranquilo en la casa.

Hubo tiempos en que aprovechamos para viajar en esas fechas ya que si uno desea puede llevarlo a casi 12 días de viaje y así lo hacíamos y desde que pisábamos otros aeropuerto ya la Semana Santa no existía excepto en Roma que cometimos el error de ir en esa fecha y todo estaba cerrado y manifestaciones religiosas aquí, allá y mas allá.

A medida del tiempo avanzar en mi y las canas  aparecer nos hemos ido haciendo menos religiosos y más espirituales por tanto son días de reflexión, de meditación y oración que he tratado de nunca olvidar esa practica. También esta época es de toma de decisiones. Algunos lo hacen para año nuevo, y yo suelo hacerlo en estos dias; revisar y proyectar el andar. Oigo música, cualquiera que eleve mi espíritu y le de fuerza o energía al alma para que el cuerpo se beneficie de ellos.

Son días en que la gente se va, se aleja de la ciudad y entonces la ciudad se convierte en un paraiso. Ya no visito monumentos, ya no hago retiro el estilo de antes, al fin al cabo yo soy un retiro viviente y siguen siendo los lunes, martes y miércoles un sin sentido el no producir y trabajar.

Aprendí que el día rico en significado litúrgico era el jueves; en la iglesia católica se bendicen los oleos de todo el año, el agua bendita. En la tarde el lavado de pies, la ultima cena, la celebración a la cristiana del PASS OVER judío.

El viernes silencio ante la pasión y crucifixión. El cordero llevado al matadero.

El sábado lentamente se ha ido haciendo domingo queriendo adelantar los actos litúrgicos.

El domingo ya es la razón de ser del cristianismo, Resucitó según dijo, y si no resucitó vana es nuestra fe como dijo el mismo Pablo, o como hubiese dicho un político ya ido: “hemos estado mojando fuera del tiesto” desde hace mucho tiempo,

La Resurrección es la base de todo el cristianismo y de la verdadera Pascua. Lastima que aún se suele insistir más en el viernes que en el jueves de intima relación con su comunidad, se insiste más en el viernes que en el domingo. Todo ese sufrimiento del viernes hubiese sido un sufrimiento sin mas, sin razón, sin por qué, si el domingo no existiese. El Hijo del Hombre no ha muerto y lo que sufrió lo sufrió a sabiendas de que era la forma de redimirnos.

Ese es el recuerdo en miniatura de las Semanas “Santas” que han pasado delante de mi vida.


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