domingo, 6 de enero de 2013

1967


Ese año, en el verano,  mientras estaba visitando a mi padre en un hospital de Chicago por su segundo ataque  al corazón;  en Caracas, a finales del mes de julio.  hubo un gran terremoto que tumbo altos edificios completos; mientras en  USA,  así como en  la ciudad donde yo estaba, se  vivía una época convulsionada por las luchas raciales, un NO  a la guerra en Vietnam. Es la época de las grandes marchas a Washington y de  muchedumbre alterada de forma tal,  que cuadras enteras de edificios fueron quemados  en sus manifestaciones, preámbulo de lo que serian los famosos “riots” de Chicago en el 68 al ser asesinado misteriosamente Martin Luther King jr. en el balcón del hotel donde estaba alojado.

Al regresar a  Caracas, ya  cuando mi padre estuvo mejor y dejado en su casa, fue deprimente ver toda la desolación que trae el panorama de edificios  caídos o medio caídos  que uno nunca se imaginó   se iban a  desplomar desde sus entrañas. Al ver las ciudades bombardeadas en Siria, tengo una similitud de lo que vi al llegar a Caracas.

Hoy, a raíz de la enfermedad de Chávez, no hay posibilidad de hablar con alguien donde el comandante no sea mencionado, dada su gravedad y las implicaciones que su ida tendría para todos nosotros en el Caribe,  me he puesto a recordar ese periodo de tiempo  en Los Teques y en Caracas. Para mi recordar va unido a música, mas bien  la música me hace recordar y por eso es que en durante el mes de diciembre pasado y parte del iniciado mes de  enero,   he bajado o subido en el Facebook tantas canciones de esa época, 1967.

Me di cuenta de que en ese periodo 1966 al 1968, los dos años que estuve en Venezuela, los cantantes hispanos que triunfaron,  se han quedado en nuestros corazones desde entonces,  por décadas,  se hicieron famosos en esa época: Raphael, Roberto Carlos y Julio Iglesias. Luego empezaron a surgir a  mi recuerdo  las otras canciones que comenzaron  a tener algún  significado por una u otra razón. En aquel entonces había un programa musical  de televisión en Caracas cerca de las 9 de la noche que solíamos ver y presentaban en vivo a los artistas del momento y así los conocimos.

Hay  canciones que van unidas a situaciones, reuniones, que al oírlas me transportan, aunque reconozco que ya hay detalles que se me escapan de ese ayer que ya es lejano; 9 generaciones, 4 décadas y media de distancia.

Cuando llegó el 68 nos preparamos para regresar, esta vez para Santiago de los Caballeros a fundar el centro Bellarmino que realmente aun no existía físicamente en su totalidad.  Por tanto el 68 se fue entre preparar la salida, terminar los estudios, dejar lo cultivado hasta entonces, abandonar las amistades contraídas… fue más bien un año de transición y sentir que abandonaba algo. De ahí que el 67 sea más importante, fue el año que se cultivo, se sembró.
  
Siempre que llegas  a un sitio aparece una familia que uno la hace de uno y tiende a refugiarse en ella, máxime cuando no se tiene familia. En este caso  la familia  de Lourdes Utrera fue la que  se convirtió inmediatamente en nuestro refugio y ella  en nuestra otra madre. Allá  celebraron mi cumpleaños sorpresa.

Hubo un momento en que dudé si debía quedarme  o no, evidentemente decidí seguir, pero uno siempre se cuestiona qué hubiese sido si en lugar de ir a Santiago, me hubiese quedado en Los Teques o en Caracas. La mente trabaja y se imagina cosas. De hecho uno de los nuestros se quedó allá. De haber no ido a Santiago en el 68 a estudiar  filosofía en la UCMM,  mi hoy seria drásticamente distinto. No piensen que me arrepiento de mi decisión, sino una lucubración más que uno se hace al revisar su vida, y cuando uno ha sido entrenado para reflexionar, tiene tiempo para hacerlo y la misma situación anímica te conmina a hacerlo, pues uno empieza a jugar al ajedrez con la vida que ya se vivió.

Cuando comenté lo anterior con Ian y Ghelka Vianella en nuestras  conversaciones semanales, normalmente en el  fin de semana,  y cuestionaba lucubrando de lo que hubiese pasado si me hubiera quedado en Venezuela ese año, Ian  solo dijo una posible verdad: “estarías posiblemente en Miami, en el área del Doral,  viviendo ahora mismo”.

Estando en Venezuela,  políticamente me simpatizaban los social cristianos, COPEY, y nunca olvidaré que en plena campaña política,  durante la madrugada adornaron de verde el tope de  todos los postes eléctricos de Caracas . Los Adecos gobernaban en ese momento. Pero también me gustaba un grupo más a la izquierda, el MAS, de orientación socialista; lo que vendría a ser el PLD de sus inicios, no el actual que ya no es lo que era. Así que uno nunca sabe.

De ahí mi hurgar en el 67 musical. Te topas con melodías de  películas que veíamos en el Colegio Salesiano, que era como el teatro de la ciudad, tales como la Novicia Rebelde, los Paraguas de Cherburgo; o al Maestro con Cariño,  ya en un cine local.

Como olvidar que nuestro conjunto  musical fue a tocar sus propias canciones a la Universidad Andrés Bello y la gente  pedía que tocasen el  Pata Pata y no teníamos ni idea de qué estaban hablando, propio de nuestro desfase “cultural” en aquel momento histórico.

Nosotros  cada 5 a 7 años cumplimos  un  ciclo energético en el que se comienza o se termina el mismo, pienso que en mi caso se  terminaba uno para comenzar el nuevo.

Con mi investigación musical  podría decir que en 1967 se hizo muy buena música popular y muchas de ellas aún caminan conmigo;  con los recuerdos  y sentimientos ya diluidos por el andar, pero que van unidos  como  la hiedra  en cada tonada que escucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario