Cuando mi hermana y yo salimos de la Isla en
mayo de 1961 y llegamos al aeropuerto de Miami con nuestro pasaporte cubano y
visa obtenida en La Habana de fecha 14
de septiembre de 1960, la cual fue revocada ese mayo 26, pasamos a ser
exiliados POLITICOS.
Días posteriores se nos dió el PAROLE y así poder permanecer indefinidamente en los
Estados Unidos donde terminé los estudios secundarios en Belén School en Miami, mientras mi hermana continuaría su vida
posteriormente en Chicago, Illinois; después que mis padres llegaran a
la Florida en agosto de mismo año.
Siempre me he visto como un exiliado político y por eso por tres
años, 1961-1964 no dejé de hacer labor activa en contra de la revolución
cubana. No entré a USA para quedarme, sino de paso, aunque el destino fuera
otro.
Luego decido entrar a la Compañía de Jesús en el 64 y nos
dirigimos a la República Dominicana
haciendo uso por última vez de mi pasaporte cubano del 4 de agosto de 1960.
Después de esa fecha, siempre usaba un
Documento de Viaje que debía ponerse al día cada año, entregado por la República Dominicana a los
refugiados según la ONU. Así viajé a Venezuela, Puerto Rico, Curazao y a los
Estados Unidos nuevamente con sus visas correspondientes. Viajaba como lo que
era, Refugiado sin Patria.
Esto significa, que al salir de USA en
septiembre de 1964, dejé de ser exiliado y me convertí en un Refugiado según
las Naciones Unidas. La Republica Dominicana me da el permiso de residir en el
país, casi inmediatamente al llegar, como estudiante religioso en que me convertía.
Nada me ataba a USA legalmente, había dejado de ser exiliado por decisión
propia.
Ya en Venezuela se nos da residencia como
ciudadano cubano y estudiante religioso. Al regresar a Santo Domingo en el 68
mantuvimos nuestro status de residente, pero siempre viajando con el documento
de Refugiado de las Naciones Unidas.
Al dejar a los jesuitas, me faltaba un semestre
para terminar la carrera de filosofía por lo que se hizo evidente de que debía
quedarme en el país y terminarla, lo que sucedió en junio de 1970. Ahora no
tengo a mano las cartas que le escribí a mi padre sobre el no quedarme; al final,
él solo me pidió que pasase las navidades del 69 con ellos. Era una
forma de que yo viese cómo vivían.
Ya al finalizar la carrera sí vino la petición formal de mi padre de ir a
vivir donde ellos a Chicago, lo que evité hacer y de haberlo hecho, sí me
hubiese convertido en residente de USA.
Razones que
pude haber tenido en ese momento:
1-
Era
ir a Chicago, al frío, a lo desconcertante. Me veía en una fábrica trabajando, pues
con un BA en Filosofía, poco se hacia en USA e iniciar otra carrera allá, tenia
un costo que como familia no podíamos enfrentar. De hecho traté de estudiar Psicología
en la UNPHU y no me cuajó; intenté ir a
Uruguay e incluso me entrevisté en la oficina de la Embajadora para esos fines,
pero no se dió, e hicimos Educación con Orientación en Santiago.
2-
Tendría
que alistarme en el ejército al servicio militar obligatorio que existía en
aquel entonces y yo realmente después de la Revuelta de abril del 65 no era muy
pro el gobierno americano y si a eso le
añadimos el sentimiento de traición por parte de ellos por lo de Bahía de Cochinos y por la Crisis de los
Cohetes, no estaba en mi.
3-
Era
dejar lo conocido y agradable, por lo desconocido y no tan agradable. La ciudad
de Santiago me abría sus puertas calidamente.
4-
Debía
exiliarme otra vez después de entrar al territorio estadounidense. No existía
la política “de pies mojados, pies secos” en aquel entonces.
5-
Siempre
pensé en mi, no en las necesidades afectivas y existenciales de mis padres.
Ya luego me caso y a los tres días mi padre
muere. El posible imán afectivo que me jalaba, se había ido. Ahora era al revés,
mi madre vendría a vivir periódicamente conmigo
meses más tarde.
En julio de 1982 Don Antonio Guzmán me otorga
la ciudadanía dominicana, casi de inmediato saco mi pasaporte dominicano con el
cual empecé a viajar no como un REFUGIADO
de la ONU residente en la República Dominicana, sino como todo un
ciudadano de la misma República.
Con el pasar del tiempo mi carrera profesional
empieza su ascenso y nunca se me ocurrió mirar hacia USA para vivir, solo para
vacacionar; excepto en los dos últimos años de la presidencia de Hipólito Mejía
que nos cuestionamos ir a Miami y contactos se hicieron. Pero comenzó el
descenso de Italia con su enfermedad y todo quedó en un solo pensar.
Sabe Dios lo que está escrito al respecto y la vida tome otro
rumbo, pero por ahora en lo que a mi respecta, sigo viéndolo como un sitio para
pasear y estar; y cuando mi otro imán afectivo se vaya, en este caso mi hermana
quien es mayor que yo, pienso que pesan mas los hijos y los nietos que están
por acá y no allá.