domingo, 1 de febrero de 2015

Porque no me quedé en USA.

Cuando mi hermana y yo salimos de la Isla en mayo de 1961 y llegamos al aeropuerto de Miami con nuestro pasaporte cubano y visa obtenida en La Habana  de fecha 14 de septiembre de 1960, la cual fue revocada ese mayo 26, pasamos a ser exiliados POLITICOS.

Días posteriores se nos dió el PAROLE y así  poder permanecer indefinidamente en los Estados Unidos donde terminé los estudios secundarios en Belén School  en Miami, mientras  mi hermana continuaría  su vida  posteriormente en Chicago, Illinois; después que mis padres llegaran a la Florida en agosto de mismo año.

Siempre me he visto  como un exiliado político y por eso por tres años, 1961-1964 no dejé de hacer labor activa en contra de la revolución cubana. No entré a USA para quedarme, sino de paso, aunque el destino fuera otro.

Luego decido entrar  a la Compañía de Jesús en el 64 y nos dirigimos a  la República Dominicana haciendo uso por última vez de mi pasaporte cubano del 4 de agosto de 1960. Después  de esa fecha, siempre usaba un Documento de Viaje que debía ponerse al día cada año,  entregado por la República Dominicana a los refugiados según la ONU. Así viajé a Venezuela, Puerto Rico, Curazao y a los Estados Unidos nuevamente con sus visas correspondientes. Viajaba como lo que era, Refugiado sin Patria.

Esto significa, que al salir de USA en septiembre de 1964, dejé de ser exiliado y me convertí en un Refugiado según las Naciones Unidas. La Republica Dominicana me da el permiso de residir en el país, casi inmediatamente al llegar, como estudiante religioso en que me convertía. Nada me ataba a USA legalmente, había dejado de ser exiliado por decisión propia.

Ya en Venezuela se nos da residencia como ciudadano cubano y estudiante religioso. Al regresar a Santo Domingo en el 68 mantuvimos nuestro status de residente, pero siempre viajando con el documento de Refugiado de las Naciones Unidas.

Al dejar a los jesuitas, me faltaba un semestre para terminar la carrera de filosofía por lo que se hizo evidente de que debía quedarme en el país y terminarla, lo que sucedió en junio de 1970. Ahora no tengo a mano las cartas que le escribí a mi padre sobre el no quedarme;  al final,  él solo me pidió que pasase las navidades del 69 con ellos. Era una forma de que yo viese cómo vivían.

Ya al finalizar la carrera  sí vino la petición formal de mi padre de ir a vivir donde ellos a Chicago, lo que evité hacer y de haberlo hecho, sí me hubiese convertido en residente de USA.

Razones que pude haber tenido en ese momento:

1-      Era ir a Chicago, al frío, a lo desconcertante. Me veía en una fábrica trabajando, pues con un BA en Filosofía, poco se hacia en USA e iniciar otra carrera allá, tenia un costo que como familia no podíamos enfrentar. De hecho traté de estudiar Psicología en la UNPHU y no me cuajó; intenté  ir a Uruguay e incluso me entrevisté en la oficina de la Embajadora para esos fines, pero no se dió, e hicimos Educación con Orientación en Santiago.
2-      Tendría que alistarme en el ejército al servicio militar obligatorio que existía en aquel entonces y yo realmente después de la Revuelta de abril del 65 no era muy pro el gobierno  americano y si a eso le añadimos el sentimiento de traición por parte de ellos por lo  de Bahía de Cochinos y por la Crisis de los Cohetes, no estaba en mi.
3-      Era dejar lo conocido y agradable, por lo desconocido y no tan agradable. La ciudad de Santiago me abría sus puertas calidamente.
4-      Debía exiliarme otra vez después de entrar al territorio estadounidense. No existía la política “de pies mojados, pies secos” en aquel entonces.
5-      Siempre pensé en mi, no en las necesidades afectivas y existenciales  de mis padres.

Ya luego me caso y a los tres días mi padre muere. El posible imán afectivo que me jalaba, se había ido. Ahora era al revés, mi madre vendría a vivir  periódicamente conmigo meses más tarde.

En julio de 1982 Don Antonio Guzmán me otorga la ciudadanía dominicana, casi de inmediato saco mi pasaporte dominicano con el cual empecé a viajar no como un REFUGIADO  de la ONU residente en la República Dominicana, sino como todo un ciudadano de la misma República.

Con el pasar del tiempo mi carrera profesional empieza su ascenso y nunca se me ocurrió mirar hacia USA para vivir, solo para vacacionar; excepto en los dos últimos años de la presidencia de Hipólito Mejía que nos cuestionamos ir a Miami y contactos se hicieron. Pero comenzó el descenso de Italia con su enfermedad y todo quedó en un solo pensar.

Sabe Dios lo que  está escrito al respecto y la vida tome otro rumbo, pero por ahora en lo que a mi respecta, sigo viéndolo como un sitio para pasear y estar; y cuando mi otro imán afectivo se vaya, en este caso mi hermana quien es mayor que yo, pienso que pesan mas los hijos y los nietos que están por acá y no allá.






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