lunes, 24 de junio de 2019

Tanatoria. num 250


Tanatoria es como Jorge Armando, siendo niño, le decía a la zanahoria y añadía un “No Quéiro”. Pienso que todavía le cuesta comer zanahoria, aunque d. Carmen Reyna, su suegra, le ha hecho su plato de Tanatoria y se lo ha comido sin disgusto, aun temeroso en principio.

Esopo, en una de sus fábulas, nos cuenta de un burro al cual se le puso una zanahoria amarrada a una rama y colocada delante de sus ojos, pero sin poder agarrar el tubérculo con su boca. El burro al ver la zanahoria se movía hacia delante, caminaba, con la intención de alcanzar la zanahoria. La zanahoria era la razón que el asno necesitaba para mover sus patas. La motivación necesaria, de hacer lo que hacía, jalar la carreta o el arado.

Necesitamos otros tipos de zanahorias en nuestras vidas con suficiente imán para levantarnos de la cama, del sofá o de la silla. De hacernos caminar, movernos, pensar y hasta sentir. Un motivo para encender nuestras neuronas, una razón para actuar, para accionar, para vivir. Un porqué. Sin ese porqué, con dificultad movemos los pies, casi no hay vida en nuestra sangre, apenas respiramos. Razón de ser, razón de vida.

Vivimos en un mundo donde los ideales ya no mueven, el patriotismo tampoco. Pocos actúan según los valores aprendidos en el hogar o en las aulas. Pocas veces aprendemos la necesidad de actuar por responsabilidad, por compromiso, por otros o por mí mismo.

De todas formas, hay días en que uno tan solo necesita el ánimo suficiente para comenzar, solamente basta eso, empezar, iniciar. Saber que vale la pena el andar. Por eso es que estoy tan agradecido cuando otros me hacen ver que parte de su yo profesional, familiar, en general, tiene mi ADN.

Si nos sentimos cómodos en lo que hacemos, si además nos retribuyen con sonrisas y comentarios positivos, con formas humanas de estar presentes cual el perro mueve su cola y se lanza sobre uno, o el gato maúlla y se acurruca en tus piernas, todo eso en forma humana, se convierte en células solares para tu ánimo, para tu razón de ser.

Necesitamos una Tanatoria constante frente a nosotros para existir, si no la hay debemos buscarla con urgencia, o nada tendrá sentido, no habrá elemento que nos ayude a levantarnos si nos caemos, que nos saque del gatear y nos levante para entonces poder caminar y correr, si es necesario.

Imagina tu zanahoria, visualiza tu zanahoria amarrada a una rama y levántate y anda. Esa es tu zanahoria, tu misión, tu razón de estar vivo y ser. No la descuides, es tuya.



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