sábado, 10 de noviembre de 2012

El trabajo y el hombre.


Pensaba que era cosas mías, que realmente no todos eran como yo, pero al caminar en el tiempo me doy cuenta que es algo propio del género.

Nos cuesta mucho deslindar nuestro tiempo profesional del casero. El profesional nos arropa, es una necesidad de hacer las cosas bien, casi perfectas; todo lo demás puede esperar. “Heavens can wait”, todo puede esperar, pasan a un segundo plano que no se hace por malicia, sino instintivamente.

El hombre moderno, de nuestra clase social no es machista. Entiende que él es parte de su hogar y comparte las labores. También cuida a los hijos, juega con ellos, los baña. Cambia y les da de comer. Prepara la leche, la papilla, va al médico cada vez que le es posible. Va a la escuela y participa de las reuniones de padres. El hombre moderno, reitero,  de nuestro grupo social medio, actúa así. De otros grupos sociales puede que aun la ola no les haya llegado. Y si es de clase más alta, puede que también imite lo que su esposa haga al respecto, ya sea siendo activa o delegando en un tercero o en un cuarto todo tipo de faena domestica o familiar.

Pero en el fondo nuestra mente está en el trabajo, incluso muchas veces llevamos tarea que hacer  a la casa y mientras la esposa duerme el trabaja, mientras la esposa hace los quehaceres el sigue teniendo “la oficina” en la mesa de la casa, mientras los hijos le llaman,  el les pide un tiempecito para terminar algo que nunca termina.

Recuerdo las pilas de lecturas que llevaba a la casa para mantenerme al día, o los trabajos a corregir, las clases a preparar y todo lo que fuese trabajo en el hogar, y  pensar en el hogar quedaba a un segundo lugar; en ese momento histórico no era suficientemente urgente.

Es una etapa en el hombre desde que se gradúa o comienza su primer trabajo hasta los casi 40 años de edad. El busca ser alguien desde el punto profesional, ser reconocido.

La mujer quizás por educación, crianza, le es más fácil dejar su vida profesional a un segundo plano. Trabajar una sola tanda o dejar de trabajar. Para ella la familia va primero. Si la situación económica se pone fuerte se buscara alternativa de mañana para estar en la casa. Si hay que salir a trabajar y un hijo se enferma ella pedirá permiso, no él, en el trabajo.

Si la mujer es sola, no le quedara más que desempeñar el  doble papel de hombre y mujer fuera y dentro del hogar. Pero cuando hay que tomar una decisión sobre el futuro entre la familia y su trabajo actual o profesional, siempre estarán sus hijos primero y su profesión después.

Forma distinta de crianza.  Respuesta distinta motivada por la genética. No me atrevo a afirmar.

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