La tradición española nos ha llevado a que el seis de enero
los Tres Reyes Magos, (Melchor, Gaspar y Baltasar) nos traen regalos, juguetes, lo que “ellos” puedan por
Navidad. Ese día es un día de Asueto concebido inicialmente para que los niños
puedan hacer uso de los juguetes al recibirlos. Se conmemora desde el punto de
vista religioso, por igual, la Epifanía; que es la primera vez que Jesús es visto por
los otros que no son sus padres, representados por los tres magos. Normalmente hay procesiones ese día en
distintas ciudades o pueblos de Iberoamérica así como en España.
En Santiago los regalos llegan el 25 de diciembre junto con el nacimiento o cumpleaños del niño Jesús. Se dice que el mismo Jesús niño es quien regala. Celebramos el 24, la
víspera con una cena y fiesta, para esperar el nacimiento del niño por lo que
se confunden a veces las fechas entre el 24 en la noche o el 25 en la mañana.
Si por casualidad el dinero no dió para regalar en esas dos fechas, entonces la Vieja Belén se
encarga de hacerlo en otro día de enero.
Esa es la tradición religiosa: o los Reyes o el Niño Jesús.
La otra tradición nos viene del norte con el uniforme rojo de
la Coca Cola y con su risa jactanciosa. Coincide con regalar el mismo día, el 25 de diciembre. Esta tradición no es hispana
o latina ni religiosa para los que vivimos en esta parte de la isla.
Yo opté como padre, que ninguno de los antes mencionados eran
los que regalaban, sino papá y mamá para así celebrar el cumpleaños de Jesús.
Existe la razón del regalo y no hay engaño. Quizás es que me
hizo mucho daño siendo niño descubrir que mis padres me habían mentido con aquello
de los Reyes y sus camellos; y por tanto
el ponerle su cubeta de agua, buscar la
hierba y el roncito,…
Pienso que quien miente
una vez miente más. Quien engaña una vez, engaña más. Me han dicho exagerado,
extremista y sabe Dios que más por esa
actitud, pero prefiero callar o desviar la conversación antes de mentir
o engañar. Cuestión de educación y decisión personal haciendo uso del libre albedrío. Así que, papá
y mamá.
Y en tu casa, ¿quién regala?
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