jueves, 12 de diciembre de 2013

La Lupe


Si han leído otros escritos aquí en “la esquina”, saben  del papel que Lupe ha tenido en mi caminar por estos lares de la vida desde que tengo uso de razón, como se decía antes, desde los siete años de edad.

Llego a mí vida vía mis tías, María y Paquita, hermanas de mi mama y quienes vivían en el segundo piso de nuestra casa, con entrada separada. Con ellas  solía quedarme a dormir cuando mis padres salían con mi hermana mayor que yo en edad y estaba previsto  que llegarían todos ellos tarde en la madrugada. Por lo anterior es que  me dejaban básicamente a cargo de Paquita, ya que conocí a María ya ciega, no vidente.

Mis dos tías solían viajar de vez en cuando a México a visitar sus amistades y familiares lejanos. Ellas dos no se hicieron ciudadanas cubanas aunque estuviesen en la isla desde antes que mi mama. Como María quedo soltera, no se caso y Paquita si lo hizo  con  Ramón,  asturiano, quizás ellas no se sentían del todo parte de la isla. De hecho, cuando mis tías  decidieron abandonar la isla después que mis padres lo hiciesen, de la embajada mexicana fueron a buscarlas y llevarlas directamente al aeropuerto hasta dentro del mismo avión. Ellas murieron en la ciudad de México (DF)  viviendo en casa de uno de los dueños del periódico Excelsior; realmente nunca supe la relación existente entre ellos, pero entendía que mis tías poseían acciones en dicho periódico, cosa que nunca tuve prueba de la veracidad de mi suposición.

El punto es que Lupe llega a mí en un cuadro parte en tela con su imagen. De una vez encabezo  el respaldar de mi cama y con ella dormía todas las noches. Me vio crecer y sentía que su presencia era real, no solo figurada

Cuando me toco hacer mi maleta dejando mi cuarto, mi casa, mi cuadra, mi barrio, mi ciudad, mi isla, ella fue acomodada dentro de la misma y desde entonces anda conmigo.
Ya en el escrito del “equipaje” lo hice notar.

Cuando hay que guardar un secreto, una gran petición ella se encarga de cuidarlo, guardarlo. Más de una vez le he pedido que me ayude a caminar arropado por su manto y así he sentido que ha sido. Ante algún  problema en que me he tambaleado, he sentido mi estomago vibrar y querer aflojarse, mi corazón querer romper el pecho y el aire no llegar a mis pulmones como debería  ser y empiezo inconscientemente  a bostezar buscando aire, con manos sudorosas, he bajado mi cabeza y le he  pedido la paz de su amor para poder reaccionar ante el problema existente  y poco a poco mi cuerpo regresa a su normalidad.

El día pasado de Acción de Gracias la nombre entre los seres que debo agradecer cada día o cada noche  mientras aun este tratando de hacer caminos y  de ser útil. Ella no queda en el olvido.

De niño  y adolescente seguía las películas que se hacían en su nombre o de Juan Diego, el indio, quien se honro con llevar el manto con su imagen desde el Tepeyac.  Pruebas se han hecho de su tinta o pintura y no hay nada igual. El tejido del ayate o tilma es de maguey  el cual debió podrirse o desintegrarse con el  paso del tiempo y no ha sido así. Estudios de los ojos pintados demuestran que dentro de la imagen hay otras figuras reflejadas que estaban cuando el manto se abrió lleno de flores como se cuenta en la tradición. La imagen que conocemos hoy ha sido retocada por españoles de la época que no entendieron que la sencillez es parte de la divinidad. No solo su belleza física, su bondad reflejada, su tierna edad, su vientre maternal con su lazo azul  y su tez  oscura como la nuestra la hace diferente, la hace criolla. Como he reiterado otras veces, es la única imagen no hecha, pintada, esculpida por un ser humano, al menos la ciencia así lo ha demostrado hasta el presente.*

Guadalupe fue proclamada por Juan Pablo II  "Patrona de toda America" y es la madre de Jesús por excelencia en los USA, no solo de los emigrantes mexicanos y sus generaciones subsiguientes en ese país. No debemos olvidar que la primera “bandera” usada contra el imperio español fue la imagen de Guadalupe llevada por Miguel Hidalgo, el cura criollo que ha pasado a la historia por su acción libertadora y "padre de la patria" mexicana.

12 del mes 12, en este caso, del año 2013, a 482 años de su aparición.


*NOTA: si desea leer más sobre el manto:


jueves, 5 de diciembre de 2013

...una especie de "tuti fruti"


Mi padre vino del interior hacia La Habana motivado por su hermano mayor Rafael quien ya se había asentado bien en la ciudad en un negocio de carbón. Mi padre tenía fuertes inquietudes políticas y sociales de ahí su participación revolucionaria contra Machado, contra Batista y su enojo con la revolución traicionada por los Castros. Por osmosis,  su creencia revolucionaria, su amor a Marti y Maceo, su orgullo y respeto por Máximo Gómez pasaron a mi haber. El orgullo de haber nacido en la isla y sus costumbres, el amor al trabajo y el pensar en otros primero que en mi mismo, su espiritualidad no religiosa, no cabe duda que vienen de el dentro de mi ser.

Mi madre yucateca se unió en matrimonio con mi padre y lo apoyo en todas sus actividades. De ella viene la catolicidad, Lupe, el amor por: la cocina, la música, el picante, la comida mexicana de maíz, no de harina de trigo, las lentejas con plátano maduro. Zapata, Pancho Villa, Maderos, Cárdenas pasaron a ser parte de mi historia. Mi interés por lo maya y cierto orgullo de ser parte de su etnia, bueno, hasta mi cara redonda y mi cabello me delatan, son de su haber.

Mi padre, quizás por su capacidad de ver el futuro, quiso que yo estudiase en una escuela en ingles, norteamericana en la isla, y eso significa adquirir parte de la cultura de USA.  Por eso las canciones  navideñas con Santa Claus y la chimenea, los cascabeles… están presentes en ese idioma.  Los tulipanes de papel crepe que luego poníamos en la solapa de la camisa  el día de los veteranos, en noviembre celebrar el  Thanksgiving, … Queda aun en mi el   que cuando deseo expresar algo que salga realmente del corazón brote  en ingles. Tuve que aprender  a escribir con los adjetivos en el lugar correcto si quería hacerlo correctamente  en castellano, me tomo tiempo y aun  dudo al escribir. Cuando me toco ir a la Florida y a Chicago, pues no me fue difícil la adaptación. En aquel entones hablaba en ingles mas que en español, hoy he perdido el habito y la pronunciación ya  no es igual.

En USA continuaron mis gustos por la comida, se introdujo el comer vegetales, valerme por mi mismo, su historia,  los valores de igualdad y democracia, los derechos civiles, la importancia de la familia. Aumento mi tendencia a la música anglosajona  ósea,  de USA, inglesa y del norte de Europa. El orgullo por ser de un país y cierta admiración por sus logros.  La cubanidad no se abandona,  sino que se rehace, se reinventa dentro de este elemento nuevo continental, no isleño.

Al terminar el high school vinimos para Santo Domingo. No puedo decir que estuviese en un ambiente dominicano como tal, sino mas bien de predominancia española,  pero la revuelta de abril del 65 me hizo empezar a ver las cosas un poco distintas a como hasta ese instante se me habían presentado. En ese momento,  lo poco dominicano que experimente, no lo valore del todo, lo vendría a hacer positivo ya en Santiago unos años mas tarde, donde aprendí a ser uno mas de esta parte de la isla.

Dos años en Los Teques. Me enamore de su gente, de su cariño, de su música, comida, aprendí a hacer sus arepas de cochino o de queso;  la capacidad, adelanto, y el cada día que oía “Abajo Cadenas, gritaba el Señor…” me engranujaba. Comprendí la admiración de Marti por Bolívar. Estuve tentado a quedarme a hacer vida allá. En Venezuela empecé a tener contacto vivido con la música no anglosajona, sino italiana, brasileña y venezolana. En Los Teques había una gran comunidad italiana y otra de origen portugués que permeaban el ambiente.

Ya en Santiago, me hago aguilucho, cibaeño. Entra a mi vida el sancocho, la habichuela con dulce, el mondongo, el ron y la cerveza, las serenatas. Comienza el proceso de dejar de ser cubano sin dejar de serlo y pasar a ser dominicano sin haber nacido en su tierra. Una simbiosis. A tal punto que ya en Miami actúo, hablo como dominicano y empiezo a no sentirme cómodo en esa ciudad que no me reconoce como suyo, de hecho nadie me reconoce como cubano en ese condado de Dade, solo los dominicanos lo hacen.


 Parte de esta mezcla que tengo me hace ser ni  de aquí, ni de allá, ni de mas allá; soy universal, planetario, una mezcla de culturas y costumbres, una interculturalidad viviente soy un “tuti fruti”, mezcla de  sabores donde sobresale en algún momento un sabor mas que el otro, pero se confunden en su totalidad al  darse esta mezcla, esta   rara combinación  de colores  y sabores.