Mi padre vino del interior hacia La Habana motivado por su hermano mayor
Rafael quien ya se había asentado bien en la ciudad en un negocio de carbón. Mi
padre tenía fuertes inquietudes políticas y sociales de ahí su participación
revolucionaria contra Machado, contra Batista y su enojo con la revolución
traicionada por los Castros. Por osmosis, su creencia revolucionaria, su amor a Marti y
Maceo, su orgullo y respeto por Máximo Gómez pasaron a mi haber. El orgullo de
haber nacido en la isla y sus costumbres, el amor al trabajo y el pensar en
otros primero que en mi mismo, su espiritualidad no religiosa, no cabe duda que
vienen de el dentro de mi ser.
Mi madre yucateca se unió en matrimonio con mi padre y lo apoyo en todas
sus actividades. De ella viene la catolicidad, Lupe, el amor por: la cocina, la
música, el picante, la comida mexicana de maíz, no de harina de trigo, las
lentejas con plátano maduro. Zapata, Pancho Villa, Maderos, Cárdenas pasaron a
ser parte de mi historia. Mi interés por lo maya y cierto orgullo de ser parte
de su etnia, bueno, hasta mi cara redonda y mi cabello me delatan, son de su
haber.
Mi padre, quizás por su capacidad de ver el futuro, quiso que yo estudiase
en una escuela en ingles, norteamericana en la isla, y eso significa adquirir
parte de la cultura de USA. Por eso las
canciones navideñas con Santa Claus y la
chimenea, los cascabeles… están presentes en ese idioma. Los tulipanes de papel crepe que luego poníamos
en la solapa de la camisa el día de los
veteranos, en noviembre celebrar el Thanksgiving, … Queda aun en mi el que
cuando deseo expresar algo que salga realmente del corazón brote en ingles. Tuve que aprender a escribir con los adjetivos en el lugar
correcto si quería hacerlo correctamente en castellano, me tomo tiempo y aun dudo al escribir. Cuando me toco ir a la
Florida y a Chicago, pues no me fue difícil la adaptación. En aquel entones
hablaba en ingles mas que en español, hoy he perdido el habito y la
pronunciación ya no es igual.
En USA continuaron mis gustos por la comida, se introdujo el comer
vegetales, valerme por mi mismo, su historia, los valores de igualdad y democracia, los
derechos civiles, la importancia de la familia. Aumento mi tendencia a la
música anglosajona ósea, de USA, inglesa y del norte de Europa. El
orgullo por ser de un país y cierta admiración por sus logros. La cubanidad no se abandona, sino que se rehace, se reinventa dentro de
este elemento nuevo continental, no isleño.
Al terminar el high school vinimos para Santo Domingo. No puedo decir que
estuviese en un ambiente dominicano como tal, sino mas bien de predominancia
española, pero la revuelta de abril del
65 me hizo empezar a ver las cosas un poco distintas a como hasta ese instante
se me habían presentado. En ese momento, lo poco dominicano que experimente, no lo
valore del todo, lo vendría a hacer positivo ya en Santiago unos años mas
tarde, donde aprendí a ser uno mas de esta parte de la isla.
Dos años en Los Teques. Me enamore de su gente, de su cariño, de su música,
comida, aprendí a hacer sus arepas de cochino o de queso; la capacidad, adelanto, y el cada día que oía
“Abajo Cadenas, gritaba el Señor…” me engranujaba. Comprendí la admiración de
Marti por Bolívar. Estuve tentado a quedarme a hacer vida allá. En Venezuela empecé
a tener contacto vivido con la música no anglosajona, sino italiana, brasileña
y venezolana. En Los Teques había una gran comunidad italiana y otra de origen
portugués que permeaban el ambiente.
Ya en Santiago, me hago aguilucho, cibaeño. Entra a mi vida el sancocho, la
habichuela con dulce, el mondongo, el ron y la cerveza, las serenatas. Comienza
el proceso de dejar de ser cubano sin dejar de serlo y pasar a ser dominicano
sin haber nacido en su tierra. Una simbiosis. A tal punto que ya en Miami
actúo, hablo como dominicano y empiezo a no sentirme cómodo en esa ciudad que
no me reconoce como suyo, de hecho nadie me reconoce como cubano en ese condado
de Dade, solo los dominicanos lo hacen.
Parte de esta mezcla que tengo me
hace ser ni de aquí, ni de allá, ni de
mas allá; soy universal, planetario, una mezcla de culturas y costumbres, una
interculturalidad viviente soy un “tuti fruti”, mezcla de sabores donde sobresale en algún momento un
sabor mas que el otro, pero se confunden en su totalidad al darse esta mezcla, esta rara
combinación de colores y sabores.
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