viernes, 10 de junio de 2016

Sigo a lo Machado, a lo Serrat pero sigo # 222

Hay veces que quisiera entenderme.

Por qué hay días que estoy a flor de piel, sumamente sensible. No que me irrite y mal conteste, sino llorón, no hay otro epíteto que se me ocurra. Llorón, lagrimeo de una vez.

Sé que este mes de junio me suele poner así. No quisiera, pero es así. Se ha vuelto cíclico.

Nos quedamos con recuerdos, con imágenes. Situaciones que pensé había olvidado vuelven, regresan, y se presentan frente  uno. ¿ De dónde salieron?

Hay veces que quisiera volver al pasado, quizás no cambiar resultados, pero sí corregir, corregir miradas, corregir silencios,  corregir  afirmaciones, corregir negaciones, corregir espaldas, corregir huidas, corregir y ya no se puede, es muy tarde, todo es muy tarde.

El silencio interno no existe, al menos para mí. Bullen las ideas, los recuerdos, las palabras. La música los acelera, los olores los avivan, las tardes, las noches hacen todo presente. Y uno se sonríe solo y mira a los lados por si me ven. Uno llora solo y se esconde, a nadie le gusta que lo vean llorar, uno se vuelve frágil, o luce frágil. Pero uno sí ha llorado en este mundo, con razón, sin razón, de impotencia, de que sé yo.

Los años de pronto galopan sobre uno. Te aplastan, sientes que los cascos galopando se hunden en tus espaldas, te ves en el suelo pisoteado, gimes, esperas y luego te levantas, miras a tu alrededor y te dejas caer, de rodillas y te inclinas ante no se quien, te inclinas y pides y reconoces lo poco que eres y te quedas en esa posición hasta que sientes que te dicen, levántate, y lo haces y ¿ahora qué? Nadie te responde. Sabes que ya pasó, respiras, miras hacia arriba, no dices nada, solo sabes que hay que continuar y continúas.

Si pudiéramos cambiar el pasado. Si pudiéramos darle a “delete” a algunas cosas. Si pudiéramos… pero ya es tarde. La música cambia de época y te sientes como pelota de metal de un lugar a otro como en las máquinas de juego de mi época. Ella te lleva de aquí a allá y a más allá y regresas para hundirte en el vacío, en el de la esquina derecha o el de la izquierda, qué más da, te caes.
Hoy solo faltan  días, para ese momento. Todo iba bien y de pronto el abismo.

Me preguntan cómo estás y contesto no me puedo quejar, no,  no me puedo quejar, pero en mis adentros me quejo conmigo, con todo mi yo.

No sé si me entienden. Yo sé que quisiera entenderme, yo, pero no logro hacerlo. Contradicciones. Van, vienen, se regresan y se vuelven a ir y luego su celaje.

Bueno, en definitiva, me levanto cada mañana y sigo;  hago lo que sé hacer, pensar, pero sigo. Sigo caminando, a veces no muy derecho, encorvado, pero un paso lleva al otro. Total, al final solo quedan estelas en la mar en este caminar que ya fueron dibujados por Serrat- Machado.




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