Uno se aferra
a cosas, momentos, circunstancias, personas, situaciones. Por eso la canción
que dice “No te aferres”, me llama tanto la atención, pienso que es a mí que me
lo dicen.
Pero uno de
vez en cuando y de cuando en vez necesita un aferrarse, un ancla. Necesita
aferrarse a no sé qué, depende de la situación, de lo que uno está viviendo.
Reconozco
que en los momentos medio tristes en mis adentros, no me comunico, uno se aísla un poco, para
qué, para qué decir a otros lo que pasa en lo más íntimo de mi corazón, en el
dedo meñique de mi corazón diría Juan Luis Guerra.
En esos
momentos prefiero recurrir a la música de la isla. Es como si fuera un
salvavidas que te tiran en medio de la mar. Pero no es a Celia Cruz que conocí realmente
en el exilio a quien busco. No es al chá chá de mi niñez, ni los boleros que
cantaba mi mamá aun en su lecho de
muerte en el hospital. No, recurro a una que nunca baile, a una que nunca
realmente oí o escuché allá en la isla,
a una que a pesar de que la ignoraba cuando la tenía conmigo, me retuerce mis recónditos interiores. Recurro
a la Bella Cubana.
Quizás como
buen masoquista recurro a ella, pues sé que en sus violines se irán mis lágrimas,
sé que con esa clave mi corazón late al unísono, y cuando se explaya su música yo
me subo con pecho en alto, erguido hacia el azul del cielo que no es cubano,
pero es antillano.
A veces me
pregunto porque uno quiere tanto esa isla que solo realmente conocí cuatro años
de mi vida. Luché por ella sí cuando tenía 14, 15, y 16, pero ya a los diecisiete andábamos por otros
lares sin mirar atrás. Digo sin mirar atrás porque mientras estuve viviendo en USA,
nunca dejamos de verla como una esperanza de vida inmediata. Al salir de USA, hacia
lo desconocido, dejamos de verla como lugar de vida, solo como un sitio adorado
de recuerdos vividos y de añoranzas no vividas.
Cuando casi
al final suelen los violines ir y venir yo desearía que no se fuesen, que no
anunciaran su adiós
Terminada
la pieza salto al casi hoy, Carlos
Varela, Habaname. Soy dichoso de haber conocido mi ciudad caminando con mi
padre en esos sábados memorables. Así rememoro
lo vivido al oír que mi ciudad abrió sus
piernas y nací yo. Y pienso que la entrada a la bahía por el morro se abre, y
yo estoy en ese mar junto a la costa listo para nacer, como si estuviese dentro
de un útero que me guarda, cubre y arropa con su agua.
El morro erecto
vigilante como clítoris cuidando la entrada de la bahía-vagina,
Por qué me
pega esa cubanidad, yo quisiera saber. Quizás en el fondo eso es lo que sé que realmente
soy. Puede que la edad influya y nos hace más sensibles, más a flor de piel al
repasar la isla. Puede que sea la fruta prohibida de comer, saborear y vivir.
Veo la Rambla, el malecón, la estación de los trenes,
el Prado, las emisoras de radio en pleno trabajo de novelas y las emisoras de
TV como grandes almacenes o teatros, el canal dos, el cuatro el seis; los periódicos con sus
imprentas a plena labor; la Opera y sus pastelitos; la 23 y 12 y sus sándwiches
realmente cubanos y dejamos de pensar. La nostalgia me paraliza.
Pensando y
pensando yo soy consciente de la isla desde que tengo diez años de edad, desde el ataque al Palacio de Gobierno
y muerte por los esbirros de José Antonio Echevarría cerca de la universidad, por lo que solo en cuatro años tengo guardado
en mis recovecos unas calles, unos sabores, unos olores, un todo que me hace
ser lo que otros me recuerdan continuamente, casi a diario, que yo soy y en ese momento día a día me doy cuenta que evidentemente no he logrado ser un buen
camaleón.
Hola,
ResponderEliminarSoy la hija de LUIS IGLESIAS, tu amigo de la infancia de Cuba.
Tienes un email para que mi padre contacte contigo?? puedes escribirme a mi email?:
susannaig@hotmail.com
Gracias! mi padre tiene michas ganas de contactar contigo!
un abrazo
Hola,
ResponderEliminarSoy la hija de LUIS IGLESIAS, tu amigo de la infancia de Cuba.
Tienes un email para que mi padre contacte contigo?? puedes escribirme a mi email?:
susannaig@hotmail.com
Gracias! mi padre tiene michas ganas de contactar contigo!
un abrazo