viernes, 3 de febrero de 2017

Lo exraño. # 225

Hace unos días, el primero de mes, mi padre cumplió 46 años de irse. Ese día recuerdo que lloré caminando con mi esposa recién casada ese fin de semana y sólo recuerdo que dije haber perdido a mi amigo, y eso era mi padre, mi amigo. Había perdido el que me comprendía, el que sabía antes de yo hablar lo que iba a decir, el que leía mis cartas semanales y me contestaba sin más, contándome todo lo que había pasado esa semana, lo que soñaba y había dejado de soñar.  Juntos poco hablábamos, lejos mucho escribíamos, y a pesar del tiempo, lo extraño.  Ya no hablamos, pero lo llamo de vez en cuando, aunque sé que no volverá, ya volvió.

Luego con el tiempo aprendí que él había regresado, y así el  mismo me lo había hecho saber, había regresado, en mi hijo Jorge Armando. Y de pronto me calmé, ya él estaba de nuevo conmigo, protegiéndome.

Con el tiempo el mismo Jorge Armando empezó a actuar como si fuese mi  padre y yo el hijo. Yo lo dejaba pasar,  pues en el fondo era mi padre.

Pero ahora de pronto, lo extraño, ahora de pronto, me doy cuenta que vivió menos que yo, todo se hace un tollo en mi cabeza.

Bueno, lo que quiero decir, al oír ayer  la ida del padre de  Lorenzo, de que todo se volvió al presente, fue el segundo  detonante, el primero fue el percatarme que Ambiorix, el  padre de Xiroibma hacia diez años de ido en la misma fecha, y de pronto, todo fluye y  sí,  lo extraño en el ayer, en lo vivido, en lo no vivido, sino soñado. Ha pasado  casi medio siglo, y no importa, lo extraño. Y la isla vuelve, se hace presente de pronto, se revolotea todo, lo que pudo ser y no fue, lo planificado en vida para nada y lo sufrido, lo llorado, lo poca cosa que uno se siente antes ese pasado, vejado, y la isla en el ayer. La isla que mi padre me enseñó a amar, la isla que mi padre me sembró en mi corazón, la isla imposible de dejar en el olvido, su magia, su magia.

Extraño de mi padre sus consejos, sus silencios, su  llamarme BOY,  y yo sin saber si hice bien o no con  decisiones tomadas donde yo era el centro y no él, quizás él hubiese hecho  lo mismo, no sé, queda la duda. La angustia de la duda, el no saber. La verdad la sabré cuando me encuentre con él en su yo anterior. Nos juntaremos de nuevo y sin hablar, fluirán las ideas y comprenderé, entenderé y espero poder aceptar, lo que hoy no comprendo, ni entiendo ni acepto en mi interior.

De su regreso en y con  Jorge Armando o no, lo extraño y eso es lo único que ahora sé, casi ahoritica   sé lo manifesté  a mi hermana, 46 años hace dos días y ¿cómo es posible que aún lo extrañe?  Pero es así.

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