Es un derecho que hemos alcanzado con el tiempo. Al nacer la
nación no todos podían votar, solo los
que tenían empresas y sabían leer así como los militares de rango. Luego se
hizo universal para los varones el voto con los gobiernos liberales. Las
mujeres adquieren el derecho al voto en la época de Trujillo.
Claro que son tantas las elecciones amarañadas, de parapeto
para mantenerse en el poder hasta hace muy poco, que incluso esos hechos perduran en nuestro recuerdo. Muchas veces uno ha
dudado si votar o no, pero desde que
tengo derecho al voto, nunca lo he dejado de hacer. Casi siempre en contra de
algún candidato, muy pocas a favor.
Como quien no quiere
la cosa se me ocurre preguntar: ¿Peña Gómez gano, pero Balaguer se quedo en el 1994?
Sabemos que Peña gano la primera vuelta en el 96, pero la unión evito que
ganase en la segunda vuelta. ¿Y en el 90,
no le paso a Juan Bosch algo
similar con Balaguer? De ahí las dudas que
a uno le viene, no obstante eso… el ayer no es el hoy.
Es un deber cívico, participar en la vida política. Debería NO
ser esta la única forma de expresión ni el único momento de expresarse, pero
mientras vayamos tomando conciencia de que se necesita nuestra participación
desde las Juntas de Vecinos, el ayuntamiento, y las asociaciones civiles donde podemos ser oídos y participar
activamente en el desarrollo y crecimiento del país como un todo y para todos sin excepción; el emitir el voto
cada cuatro años sigue siendo nuestra mejor
forma de expresarnos a favor o en contra.
Nadie debe decidir por uno, debemos escribir nuestra propia historia y sentirnos que hacemos algo para que las cosas sean, se
hagan, se cambien o continúen según sea el caso.
Puede que no le guste ninguno de los dos grandes candidatos,
entonces fíjese que hay cuatro más que
necesitan de su apoyo para poder seguir luchando en un futuro y mantener así su vigencia
política y evitar el bipartidismo.
No le gusta votar por el partido de gobierno o el gran
opositor, pues hágalo por medio de sus aliados que son partidos pequeños que
necesitan de sus votos para mantenerse con vida política.
Hay que votar y evitar una segunda vuelta de caravanas,
dinero botado, bandereo, sirenas prohibidas por ley, luces, alta voces, y demás
de las cuales ya uno está cansado, exhausto
y jarto; es mejor votar ahora y
salir de eso, si lo quieren ver por ese lado amable.
Siempre hemos estado entre elegir conservadores o liberales. Entre los que aprecian a cualquier
país menos el suyo, o los que tienen un deseo de luchar por lo que
es suyo. Define quien es quien. Define quien
tendrá capacidad de gobierno, porque él no es el único que va a
gobernar, sino él y su equipo. Confiemos que cualquiera que sea el que gane
tenga caras nuevas, voces nuevas, ideas nuevas, y no siempre la misma
verborrea. Debe tener un equipo que Dios quiera que este conformado
con rostros nuevos, ni los
de ahora, ni los de la otra vez, gente nueva, ¿las hay?
Ojala sean personas honestas, responsables, sacrificadas,
sencillas, humanas, sin ambiciones económicas, ni arribismo social, dispuestas
a trabajar por el bien común, a luchar por las mayorías, a escuchar a los de abajo,
a los del medio y a los de arriba, y no solo a una parte de estos.
Aunque tengas que volver a poner el letrerito que decía “no soy
responsable de este desastre”, el no votar es parte de un desastre mayor.
Siéntete un indignado, y actúa como un indignado, déjate oír, exprésate, vota,
a la hora que deseas, no hay que madrugar, ese tiempo paso, puedes ir con tu
pareja, ya el tiempo de hombre y mujeres separadas, paso, ve en familia, con
tus hijos, es un acto cívico de orgullo. Antes de ir a misa o al servicio
religioso, o a la salida de la actividad espiritual. Dios, y patria.
Vota para poder seguir
siendo un país democrático, republicano y eminentemente civil bajo la forma
representativa, y sobre todo: con
libertad.
Muy buen escrito, válido para todos los países que están sumergidos en ese letargo, el peor de los ignorantes es el ignorante político que no vota y después se queja... Gracias
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