Buenas noches a todos los presentes, profesores, padres,
amigos y graduandos; en especial a la mesa principal.
Cuando Raúl Ambiorix me llamó para invitarme a hablarles en
este acto me sorprendió y me halagó, es como volver a las aulas por un momento
en aquellos años de La Salle en que él y yo éramos compañeros de estudios, él
sentado en su pupitre con su uniforme azul y yo de pie en la pizarra con mi
chacabana, posiblemente blanca.
Además de la amistad que se mantiene entre su familia y la mía,
sobre todo con sus hermanas más
contemporáneas mías, y sus dos cuñados, uno de ellos, el hermano escogido por
la vida, no de vientre, sino de caminos andados y desandados.
Me permitirán dividir en dos partes mis palabras de esta noche. Primero a los más
adultos y al final a los pinos nuevos, quienes son los reales protagonistas de
la noche.
Últimamente se habla del
4% a la educación, de invertir más
en educación, aumentar el número de horas de docencia como se hacía en nuestros
años de niños, hacer énfasis en las ciencias y las matemáticas para poder
competir en el campo laboral globalizado.
Yo prefiero hacer
énfasis en las sociales para saber de dónde vinimos y hacia dónde vamos. El
caso es que el tema de educación no es una novedad. Nadie se alborota cuando se
toca el tema, aunque lo primero que
hacen los gobiernos al recortar el presupuesto, como es el caso de los europeos y los de
Estados Unidos, es recortar en Educación,
en trabajadores sociales, psicólogos, en investigación, en aumentar horas de trabajo y bajar
salarios, eliminar almuerzos, desayunos, libros para estudiantes y biblioteca, sobre todo el
arte en general y los equipos
deportivos. Se buscan nuevos caminos como el uso de la “Tabla” electrónica o
“tablets” como dice la juventud, en el estado de California en lugar de libros impresos.
Nosotros los que hemos escogido como vida la educación, elegimos
el nunca ser adinerados económicamente hablando, pues en todas partes del mundo
el ser educador es visto en menos que el
ser ingeniero, abogado o médico. Escogimos la educación como una forma de
influir en otros, ayudar a crecer y desarrollar una sociedad y por eso somos los
primeros en ser perseguidos, encarcelados, acallados como sucedió en los años 70´s
con la educación liberadora que el Hno. Alfredo Morales y otros proponían.
Escogimos educación como un sacerdocio y nos dedicamos a
sembrar semillas a lo largo del camino y para sorpresa de uno mismo, muchas ideas germinaron y dieron su
fruto en el silencio, en el difícil trabajo diario de construir un mañana mejor.
Los que escogimos educación nos reímos y lloramos de emoción
con los éxitos de aquellos que fueron nuestros alumnos. También sufrimos cuando
no se da lo esperado y nos preguntamos nosotros mismos; ¿Qué pasó, Qué no hice?
Hay un
escrito de Robert Fulghum, el cual nos
dice que todo lo que sabemos lo hemos
aprendido
en el jardín de infantes o kindergarten, tales como: compartir, no golpear, jugar
con otros, poner las cosas en su sitio, arreglar o limpiar el desorden que uno
mismo haya hecho, no tomar lo que no es
de uno, pedir disculpas, lavarse las manos antes de comer, darle al inodoro,
tomar una siesta, comer sano.
Contrario a lo que muchos padres piensan, no se viene a jugar
a los cursos iniciales, se viene a ser más humano, más persona, más miembro de
una sociedad solidaria.
No obstante soy de los que opino que los niños y las niñas
llegan a nuestras aulas por primera vez con una educación que no necesita del
4%, que no necesita de libros y nuevas formas de tecnología, sólo con una
educación basada en el respeto, la disciplina, la autoridad dentro de un gran marco de amor, comprensión,
confianza y cariño.
Nos llegan a nuestras aulas niños y niñas ya formados por el hogar. Hogar de una persona luchando sola, pero
hogar. Hogar de una abuela, una tía, un padre viudo, un hermano mayor, pero
hogar. Calor, amor, cariño, confianza, y excusen que repita estos términos,
pero si nuestros hijos no sienten dentro de sí el amor, la confianza y la
comprensión, ellos crecerán tímidos, retraídos, abusadores de otros, violentos,
el famoso “bullying”.
Se dan los extremos: tímido vs centro de todo; retraídos vs
el chistoso de toda reunión. Lo común en ellos es querer ser el centro, llamar
a toda costa la atención, de decir a
gritos: Necesito que me quieran.
Necesito sentir que me amen. No que me
lo digan, ni que me compren con lo último que sale en el mercado, sino sentir que están
ahí por mí, para mí. Saber que puedo contar con cada uno de ustedes adultos, sin reproche alguno.
Nuestra sociedad dominicana pudiese ser mejor si obtuviese el
sentimiento grupal, de verse a sí mismo
como una sociedad. Es posible si solo adquirimos disciplina, asimilación del concepto de autoridad que debe de ser adquirida antes de llegar a la pubertad. La edad
de necesitar un adulto policía vigilante es hasta el ser teenager, ya ahí
empieza el concepto mi grupo, mi clan,
mi pandilla, mis amigos a dominar la escena, pero curiosamente si no asimilé la
primera etapa de autoridad, soy incapaz de vivir en grupos y si lo hago es
dependiendo de otro, haciendo lo que otro quiere, pero no por mi misma convicción. La incapacidad
de convivir en sociedad nace de una falta de disciplina y acatamiento a las
normas de la misma sociedad en que uno vive y se crean problemas que les
solíamos llamar antes, de urbanidad.
En la familia es donde
aprendemos qué se come, cuándo se come,
dónde se come. Parte de nuestra configuración física viene por los genes y por
la educación familiar en lo referente a la ingesta y la importancia del
ejercicio diario o casual. Es en el
hogar donde aprendemos a sentarnos correctamente a la mesa, a tomar los
cubiertos adecuadamente, a tomar agua antes de las comidas y no en medio de ésta. Es donde se
nos dice que el televisor pasa a un
segundo plano, así como nuestros celulares. Lo importante es el vernos a los
ojos y compartir ese momento de revisión del día.
Es en la familia donde se aprende a ser disciplinado, puntual, aseado, a sabiendas que la mayor
parte de los niños y niñas que llegan temprano o tarde al colegio es
porque otra persona los han llevado. Ellos aprenden a apreciar la
verdad de nosotros mismos. Aprenden a respetar
la luz roja de nosotros mismos, aprenden
a no usar el amiguismo y la compra de favores,
de nosotros mismos.
Se habla mucho de que ya no se enseñan los valores, que debe
haber una educación en valores y estoy de acuerdo. Pero, ¿Dónde es que nos
enseñan a ser solidarios, honestos, responsables, respetuosos de nuestros
mayores, a no tomar lo que no es nuestro, a respetar a las personas y lo
ajeno?
Hace poco escribí un artículo en mi blog que dice: “El ser
dominicano se aprende”, y es que el amor a la patria, el orgullo de ser
dominicano se aprende con el ejemplo de los padres. El valorar nuestra comida
antes que la extranjera, el valorar nuestras playas y montañas antes que las
extranjeras. No quiero decir que no se valore lo de otros países, lo que
expreso es que antes de ir a Disney debemos haber ido a Jarabacoa, Constanza,
Los Patos, Higüey, hacer excursiones en familia para conocer nuestras bellezas
naturales y nuestra gente. El poner nuestra bandera, el hablar positivo de lo
que somos y tenemos. Juan Luis Guerra una vez dijo: “Patria es el único lugar
del mundo donde uno no es extranjero”. Si nos sentimos extranjeros en nuestro
propio país, es porque te han enseñado a amar otra tierra que no es la tuya.
Es en la familia donde se aprende a resolver los problemas
con violencia a lo Neanderthal y no a lo Ghandi o a lo Mandela. Aprenden a
querer todo y ahora y, a no soñar como Martin
Luther King Jr. Aprenden a sacar provecho de todo y no preguntarse
como John F. Kennedy qué puedo hacer yo por mi país, por los demás, por los que
me rodean.
Si solo invirtiéramos un poco de tiempo, que no cuesta
dinero, en nuestros hijos! Yo aún recuerdo que mi padre y yo salíamos casi todos
los sábados. Ese era mi tiempo y ahí teníamos las confidencias y la comprensión
mutua. Cada uno debe buscar su sábado o su domingo, o lo que sea con sus hijos.
Todavía hablo con mi padre y mi madre, ya idos, pidiendo su ayuda, su
comprensión, su luz, porque me la dieron en vida, me la proporcionaban en vida.
¿Qué molesta el despedirse en la noche? ¿Qué molesta el comer o cenar juntos y
preguntarse cómo ha sido el día o por lo menos una vez a la semana como en la
serie de tv de “Blue Bloods”? ¿Qué molesta el ver algo, tener una linda experiencia
y mandar un mensajito a su hijo o hija como confidente y compartirlo? Que la rechazan, que le dicen que “ta’ pasao”,
¡ y qué importa! El día de mañana esos mensajitos cursi, pasaos son ansiados y ya es muy, pero
muy tarde.
Cada vez más oigo a los adultos preguntar qué ha sucedido con
la Moral y Cívica que antes se enseñaba en las escuelas. ¿Y acaso no hemos
reiterado esta noche que la moral o forma de comportarse adecuadamente en sociedad
y la cívica, que es el amor a la Patria, a ser un buen ciudadano se aprende en casa? ¡Para qué entonces insistir en un libro
que puede que haya sido bueno, pero hoy quizás está desfasado?. La educación doméstica
es una educación de años, de sembrar para poder cosechar. Y lograr que sean
honestos, puntuales, honrados, responsables, organizados, limpios, ordenados y
disciplinados.
¡Qué difícil nos es decir te quiero, te amo! ¡Qué gusto oírte
decir qué gusto verte a nuestros propios hijos!, ¡Qué linda estás, qué precioso
estás! Todo positivo, todo positivo. Afianzar el mensaje positivo. Nuestros
hijos están con nosotros un tiempecito y cuando ya pensamos que hemos aprendido
a ser padres y madres, se van y ya no
son nuestros. Hoy precisamente comienza oficialmente con la graduación la etapa
de
irse, digo oficialmente, porque
ya hace días ellos están más fuera que
dentro de casa. En otros países la graduación es el instante en que dejan la
casa, dejan el hogar, en nuestra sociedad aún no es así, pero…
La Educación real es una
educación doméstica, de casa, de hogar, de papá y mamá o sus sustitutos
por razones de vida; nosotros, educadores, solo ayudamos a seguir el camino y
señalar u orientar nuevos caminos, que
todos han de andar y se tropezarán como
cuando empezaron a caminar siendo infantes. Andarán, caerán y llorarán, pero se levantarán. Y es
bueno que ellos y ellas sepan que usted está ahí para darles la mano y
abrazarlos no importa qué, ni por qué, usted siempre está ahí.
Graduandos, hoy finaliza lo que se inició hace 13, 14 ó 15
años atrás cuando entraron al colegio por primera vez. ¿Se recuerdan de ese
primer momento? Yo todavía me acuerdo no me entrenaron, me mandaron solo, y
cuando llegué al colegio me puse a llorar de miedo, terror y pánico. Una
maestra que hoy la sublimo y me la imagino joven, dulce y quizás bonita, me
atrajo, me calmó y me ayudó a seguir mi vida estudiantil, quizás hasta me
enamoré de ella en ese momento, 4 años de edad.
Cuando me tocó graduarme de bachiller mis padres no estaban
presentes por circunstancias de la vida
y recuerdo que caminé, caminé por la ciudad sin saber qué hacer. Hoy ustedes
tienen a sus padres, amigos y familiares acompañándoles, valoren este momento
aunque estén locos por salir con los amigos dentro de un rato. Valoren este momento,
porque no se repite.
A medida que me hago más adulto, les digo a mis estudiantes
mi visión del futuro y añado, gracias a
Dios no lo viviré. Y es que el futuro que se avecina para ustedes no es
cascarita de coco. El futuro es desafiante, es de los que han usado su mente su
cerebro, porque los datos están en el computador o en el teléfono inteligente en su mano, a toque de una tecla, ahí está la información, pero si no se ha adiestrado tu cerebro, si no has hecho que él se ejercite, te veo mal en el futuro.
Nos venden teléfonos que parecemos estúpidos, ellos nos
contestan, hasta si está lloviendo o no,
como si ya no supiéramos lo que es el caer del agua. El futuro es un futuro tecnológico,
en donde las películas de hoy día ya nos
van entrenando a tener un chip incrustado
con todos nuestros datos y que sirve de GPS. Sabrán siempre dónde estás, qué haces, cuándo
lo haces y queda todo registrado en una máquina que capta todo lo que dices como sucede en la serie “ Person of Interest”
o, peor aún, en la película “ In Time”, donde el dinero es el tiempo de vida
que te queda y todo está grabado en tu brazo.
Más personas, menos recursos, la naturaleza se rebela, las aguas suben, las costas se achican, los
hielos se derriten, el calor aumenta, y
el agua limpia y pura para seguir viviendo escasea. Las próximas guerras no serán por petróleo,
sino por agua potable.
El mundo no es de los que se comieron los libros, sino los
que supieron usar correctamente la información que estaba en los libros y en la
nube, en el Internet y así seguirá
siendo.
Nuevas carreras surgirán, nuevos acercamientos o “approaches”
a la vida. El futuro no es de melindrosos, sino de corajudos, de los que se
atreven, se lanzan. El futuro no es de egoístas, sino de trabajo en equipo, en
comunidad, el seguir creciendo será en comunidad de amigos reales y no
ficticios de momento.
No traten de arroparse con sabana ajena. Vivan el día a día.
No quieran que sus vidas cambien como lo hacemos con el monitor del TV que no es así, todo tiene
su ritmo y su tiempo. Elijan bien sus amistades y su pareja futura. Nos han
enseñado que si no funciona se bota todo, al igual que los matrimonios y las
amistades, y no es así. Los hijos quedan, la relación queda. Y los verdaderos
amigos aunque los botes, ellos vuelven porque son amigos de verdad y si no
vuelven eran simples compañeros.
El mundo se achica. Y
puede que sean partes de un mundo más planetario y menos isleño, lo conocido se
deja para adentrarse en lo desconocido, en lo que se ha de construir día a día, pero en medio de todo ese mundo desafiante
recuérdense de: reunirse con sus compañeros de estudio al menos una vez al año,
atrévete a equivocarte, no dejes de comunicarte con los demás, pero aunque sea
por un medio electrónico recuerda que es un ser humano el que lo recibe, haz lo
que piensas y sientas que es lo correcto, no importa lo que los demás piensen o
digan, tus amistades valen cada vez más con el tiempo, no busques una profesión
por dinero, si te gusta y gozas haciéndola, el dinero te llegará por añadidura, trata a
los demás como tú quieres ser tratado, espera tu tiempo, tu momento, que no
tiene que ser necesariamente ahora, acuérdate de entregarle a Dios tu vida, tus acciones, lo que haces y lo que no puedes
hacer. Sueña despierto, busca lo imposible, que si lo ves en tu mente, es posible.
Caminamos en la vida y si hay algo que uno aprende con el
tiempo es que cuando quieres repetir algo del pasado ya no es igual, ya no sabe
igual, todo es diferente, así que vive tu presente al máximo y guarda todas las
fotos digitales posibles en tu mente,
que es lo único que va a quedar, tú y tus recuerdos.
Graduandos, todo lo que les dije a los adultos también era
para ustedes; ahora como hijos pues el amor es de dos vías, das, recibes; y el
día de mañana ustedes también serán padres y de pronto la vida entera se les
cambia, y no hay libritos que nos digan
y expliquen cómo ser papá y mamá. Hoy traté de adelantarles de carambola
esa parte que confío les llegue cuando estén preparados físicamente,
psicológicamente, profesionalmente y económicamente, no antes, pero si llega, recibe a ese ser que
es tuyo como una bendición. Recuerda que él o ella no vino, tu lo trajiste.
Gracias por su paciencia y confío haber podido llegar a sus almas, a sus espíritus y a su corazón.
Gracias al Señor Creador por haberme permitido, por medio de Raúl
y sus compañeros de Saint David School, estar en sus vidas estos minutos. Gracias
de nuevo.
Jorge R Ruiz
15 de junio, Santiago de los Caballeros, Rep. Dominicana.
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