jueves, 18 de septiembre de 2014

Dos cristales ante una realidad.


En mi época de estudiante el mundo se dividía en este y oeste. La frontera era Grecia con el Mar Negro, Asia Menor (Turquía) y los Montes Urales. De Estambul* (Bizancio, Constantinopla) a la izquierda o hacia la derecha. Dos mundos de los cuales solo estudiábamos el de la izquierda, occidente. Oriente quedaba en la oscuridad. Rusia por su extensión quedaba en el oriente, pero ella misma era parte de occidente hasta los Urales, mas sin embargo, como también estaba la “cortina de hierro” imaginaria, por alguna razón geopolítica, la URSS quedaba en la oscuridad por igual excepto de que “sabíamos” que su sistema  era antirreligioso, ateo, no democrático, y los hijos eran parte de la responsabilidad del Estado, no de los padres quienes perdían la “Patria Potestad”.

Hoy por hoy, el este sigue siendo misterioso aunque lo estemos descubriendo poco a poco como se pela una cebolla, con lagrimas en los ojos y todo; las lagrimas salen porque debimos haberla conocido desde hace mucho por su riqueza cultural milenaria, por su sabia filosofía de vida, por su amor a la naturaleza, por su vivir en armonía, por tantas cosas, incluyendo sus bellos paisajes de su  naturaleza y  la gastronomía.

Poco a poco descubro desde mi sillón algunos elementos distintos, contrapuestos entre ambos “mundos”. Para el este la realidad aparece como un todo entrelazado, mas para nosotros en el oeste como elementos independientes uno del otro. Eso ya determina nuestra forma de ver el mundo exterior y relacionarnos con ėl. Para nosotros lo que hagamos es independiente, no afecta en nada al vecino, y menos aun al distante. Para ellos todo estȧ concadenado, lo bueno o no tan bueno nos afecta para bien o para mal a todos sin excepción, queramos o no. Formamos un todo único.
                                                                                
De ahí podríamos entender otras diferencias; estamos acostumbrados a que pensemos en nuestro yo, en nuestra individualidad, en nuestro ente aparte,  en nuestra autonomía. En el lado totalmente opuesto están los orientales donde el grupo, el equipo, la comunidad, están por encima de mi individualidad. Lo importante es ser parte de un grupo y sentirse parte del mismo. Todo grupo necesita una autoridad que la guíe, le de cohesión, por tanto para ellos la autoridad es muy importante, necesitan de una figura orientadora en su diario vivir; de ahí la importancia de los mayores en la vida familiar y en  el de la propia comunidad.

Como el sentir del grupo es lo principal en oriente, las contradicciones son aceptadas y son evitadas buscando armonía y consenso. Pero nosotros los de occidente somos hijos de los griegos y los romanos por excelencia donde ellos nos enseñaron a la discusión, a la confrontación de ideas, a la búsqueda constante haciendo preguntas a lo establecido. Luego los alemanes nos enseñan que todo se duda, nada se acepta como bueno y valido sin antes cuestionarlo. La dialéctica nos enseña que el contraponer ideas es la forma de avanzar en nuestro pensamiento, pues de una idea o Tesis se contrapone otra o Antitesis y de estas dos sale una Síntesis que a su vez se convierte en idea principal o Tesis para ser contrapuesta y sigue la cadena.

En el proceso de aprendizaje de la lengua los orientales  parten del verbo, Ej. “correr, caminar, amar, comer”, de la acción; mientras nosotros los occidentales comenzamos con “papȧ, mamȧ, casa” nombres, objetos. Ordenamos nosotros los conocimientos por Categorías y todo lo clasificamos categorizando, en cambio en el este ordenan su todo relacionándolo, al fin y al cabo, la parte para ellos conforma  un gran todo, el todo es su gran campo de  conocimiento. Nuestro aprender es lineal, el de ellos es  circular. Vemos el mundo con otros colores, otras figuras geométricas, otros olores y sabores. A un ritmo distinto.

Veamos lo anterior como generalidades de dos grupos humanos que aun no logran entenderse entre si, no lo veamos bajo ningún concepto como un estereotipo.

Tampoco en lo expresado podemos incluir el mundo africano nativo y el  mundo nacido de la Península Arábiga geográficamente mȧs al  sur del planeta; puede que la parte hoy llamada el “Oriente Medio” tampoco podamos "categorizarla" en lo antes expuesto. Todas son zonas ajenas a nuestros estudios universales de antaño.  Deben haber  zonas contagiadas con las ideas occidentales, pues sufrieron  la colonización de sus pueblos,el uso de  sus territorios al igual que nosotros por estos lares. y por ende, pudieran pensar similar al mundo llamado occidental, pudieran, solo pudieran.

*   Istambul, así lo aprendí, con I.


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