jueves, 14 de octubre de 2010

El Exilio. Num 2




Solo viviéndolo se sabe lo que realmente significa la palabra “exilio”.

Al salir al exilio teníamos la esperanza de volver, no era volver para salir otra vez,  sino volver para quedarnos.  Yo regresé, pero para salir. De pronto entiendes que  el exilio es un estar fuera deseando estar dentro sin poder. Todo en un día, unas horas, en un aterrizaje y ya, bienvenido al exilio.

Añoras el olor, el color, el calor especial, el ritmo típico de vida , las comidas, los sabores, los gritos en la calle,  la música, el barrio, las amistades, la esquina donde nos fumamos el primer cigarrillo a escondidas, donde jugábamos pelota, la bicicleta, el club, los restaurantes y cafeterías, el súper, las batidas de la noche de fruta bomba  (lechosa), las fritas, los chinos, el limpia botas, la pollera, el stadium, el colegio, el zoológico, la Copa, Miramar, las avenidas, los túneles, el rio Almendares, la fonda, la iglesia, los cines o el cine que tenía un toque especial por esto o aquello, vaya!, el aquarium, la playa, los arrecifes, los trenes, la estación del tren, el Prado y su música y su sabor, el Morro, tu bandera, tu himno, tu casa, tu cuarto, tu garaje, el mercado viejo, el  bosque, los leones rugiendo en la noche, el cañonazo de las nueve, tus sábados con tu padre a la Opera a comer pastelitos, la bodega a tomar los tragos y jugar cubilete,  el autobús amarillo la 28, la 22 y las enfermeras , y la piquera, tu tierra, tu mar, tu sol, tus ideales, tu vida, tus amores, y desamores, tu historia, tu pasado. Añoras todo lo que fue, pudo haber sido y ya no es, y peor aún, nunca  será ni igual ni parecido, pero sigues añorando.

Buscas los tamales por si saben igual a lo que está registrado en tu mente, los pastelitos o turcos de carne, de pollo, de cangrejo, de lambí, de guayaba por si alguien sacó la receta correcta y logró igualar esos olores y sabores. Inventas recetas, pruebas, intentas, buscas sabores por tu cuenta que están archivados en algún lado de tu cerebro, pero sabes que está ahí y punto. Visitas todo lo que digan que cocinan lo que tu comiste y nadie se acerca realmente, pero te haces ilusión…

Oyes las noticias y sabes que ya no eres parte de aquello, hablan otro idioma, otra jerga. Quieres sentir su música y si, pero no. Te duele lo que sucede y te sientes lejos, piensas que te estás volviendo insensible, no puede ser! Suspiras…

Si hablan de tu isla o de tu gente, levantas la guataca (la oreja) de una vez  dispuesto a defender lo que sea, pero que no te toquen lo que más uno quiere, tu tierra que no es tuya. Que contradicción!  Es y   no es, fue y no será, pero quien es capaz de hacérmelo entender y decirme que no es tuya, si la sientes tuya, la lloras como tuya, luchaste por ella a tu manera porque era tuya, y pueden decirme que no es?

Te identificas con las canciones de Gloria y las de Albita y le das gracias a Dios de haber nacido en la isla al igual que ellas, y repites con Albita de” que culpa tengo yo…”; y recuerdas los Matamoros aunque no eran de tu época y tu oías música americana de radio Kramer, y te embelesas con lo que queda de la Aragón, y te sientes orgulloso de Andy García;  y se te salen las lagrimas con la “Habana abrió sus piernas” porque eso es lo que pasó con tu papa cuando salió de Sagua La Grande en la entonces provincia de Las Villas y se quedó en la Habana y nació tu hermana y naciste tu, y te caíste, te enfermaste y te enamoraste de María Cristina la niña de enfrente, la que relajábamos que quería gobernar, y te recuerdas de la Princesa y sus naranjas con su misterio frente a tu casa y los perros lobos que ladraban cuando alguien estaba enfermo o se iba a morir.

Juan Luis dice que patria es la tierra donde uno no es extraño, ni se siente extraño. Allá, cuando fui, era un extraño más y te convences que ya, se acabo,  es tu patria, pero no es tu patria.

Cuanto he tratado de que esta tierra no me sea extraña  y no me vean como uno! A veces pienso que lo he logrado hasta que alguien me pregunta, y de donde es usted?   Usted no es de aquí.

Si, mi exilio existe, casi medio siglo.

Si voy a la meca de nosotros los apátridas, Miami, ahí si es peor, que lejos me siento de todo!  No pensamos igual, no hablo “spanglish”, no me interesa comprar por comprar, ni hablo alto, ni me interesa ser parte de una tierra que es menos mía aun, al menos ésta es de Máximo Gómez que es casi como decir Martí  o Maceo; tiene sus palmas y camino al Cibao es como un poquito de ella en su paisaje y el café y el tabaco de  Villa González.

Leo, todo lo que sea del pasado mío, de mi isla, de cómo sucedió lo que sucedió, antes del  47, antes del 59, porque de ahí en adelante ya lo he vivido desde fuera y desde adentro; entenderme, entender qué?! Para que!?  Ilusiones que uno se hace que el exilio no existe.

Exilio filosófico, político, religioso, voluntario, por voluntad de mis padres, pero sin poder volver y aunque pudiese, para qué ?   Nadie esta allá, nada es igual; todo es igual pero  sin pintura, pero nada es igual, no hay el mismo olor, ni el ritmo, ni la vida, ni… que fue lo que hicimos?  Que mierda hicimos para merecernos estar fuera, y  quedarnos fuera, y el corazón quedarse dentro?

12 de octubre 2010

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