Esa es la mejor forma de describirlo, la sombra. Siempre está a mi lado, si me despierto, si voy al baño, si voy a la cocina, si me siento, si me acuesto, si me voy a bañar, si oye el sonido de la lap top al apagarse, si suena el celular, si suena el timbre de la puerta, si suspiro, si lloro, si abro unas galletas, o unos dulces, ahí está. Si tomo agua, si voy a la ventana, si… ahí está mi “sombra”, no importa si hay luz, apagón, de día, de tarde, de noche, de madrugada, no deja de estar ahí, fielmente, servilmente, amorosamente. Puntual al despertarme, al aproximarse la hora de comer. No falla.
Debió llamarse sombra, y no Tom, mi hijo más pequeño de hocico mojado, lengua cariñosa, ojos brillantes como luceros, derretidores de todo a quien ve.
Que vacio se siente cuando la sombra no está!
04 de octubre 2010
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