viernes, 15 de julio de 2011

Saber

Tanto el que cree como el que conoce, sabe. No duda, sabe.  El que cree afirma que SI o que NO, el que conoce también hace lo mismo, afirma que SI o que NO. Ninguno dice: NO SE.

El que cree afirma basado en la confianza  que le tiene a la persona que le  contó, a la autoridad en la materia o en el amor u amistad que se profesan el uno y el otro. El ni oyó, ni olió, ni saboreo, ni vió, ni sintió; pero afirma.

El que conoce recibió la información directa por medio de uno de sus cinco sentidos, y afirma basado en lo que experimentó. Nadie le contó, él  lo experimentó, OBSERVO  de primera fuente.

Toda nuestra educación está basada en el creer.  Sabemos que nuestros padres son nuestros padres porque nos lo dijeron.  Iría un poco más lejos;  nuestros padres saben que somos sus hijos porque dan por entendido que la enfermera o el médico no nos cambió o se equivocaron al colocarnos en la sala post natal. En el fondo, puede que sólo la madre sepa quién es el padre;  confianza, creencia.

No hablamos de fe religiosa, sino de creer, puro y simple. Aprendemos en la escuela un montón de cosas que nunca hemos  visto, las aceptamos porque creíamos en el profesor, en los libros, en lo que nos decían, no lo cuestionamos. Toda nuestra educación está basada en eso, recibir información de otros, vía internet, libros, revistas o por cuentos, de oído y la aceptamos como bueno y valido porque confiamos, no nos lucía que nos decían mentira. Si desconfiamos de la capacidad del maestro de turno, desconectamos o empezamos a cuestionar todo lo que dice e incluso dejamos de estudiar su materia.

Hay otras cosas que las sabemos porque las hemos probado como el frío de un helado, el calor de una café recién colado, la dulzura del dulce de leche, el olor del cilantro, la tonada que diferenciamos de una bocina de otra. Experimentamos, asimilamos y quedan grabados en nuestro disco duro, sin percatarnos, automáticamente.

Somos una raza de animales que se basa en la confianza para crecer, avanzar, progresar en el desarrollo de sus capacidades cognoscitivas y creativas. Nos montamos en un avión porque confiamos en la línea aérea, en quienes construyeron el avión, en las autoridades que vigilan nuestra seguridad, porque confiamos en ellos. Si desconfiamos, no nos subimos al avión por nuestra propia libertad, nos tienen que empujar.

Me tiro al vacío con un paracaídas porque confío en el equipo que llevo, confío en la instrucción recibida, confió en quien me acompaña en ese momento. Confío. No dudo.

Cuando dudamos de la opinión de un médico recurrimos a una segunda o tercera opinión antes de proceder a un tratamiento.

Nuestros hijos confían en nosotros y siguen nuestros pasos, e ideas, religión, actitudes; si desconfían  por nuestro mal actuar harán lo opuesto: “Si tú que eres tan religioso o de X partido haces A B y C, entonces yo evitaré ser religioso o de ese partido, quizás hasta sea enemigo de toda religión o partido de igual pensamiento por tu actuar y mi falta de confianza en ti.”    Credibilidad.

Conocemos el universo, los planetas, el cosmos, el fondo del mar, otros países, el pico de las montanas, el desierto… sin haberlos visitado, confiamos en la prensa, las fotografías, las películas, reportajes.
Pero no es lo mismo que me cuente el juego un liceísta a un aguilucho, o uno del Madrid a del Barsa. No es lo mismo la opinión de la revuelta de abril si uno fue parte de un comando a si  fue parte de San Isidro. Por lo que tenemos que tener presente que en toda historia, lo vivido tiene diferentes versiones. No debemos aceptar todo de todo el mundo por el simple hecho de estar impreso, editado.

Nunca olvidaré en 11vo.grado cuando estudiabamos “US History”,  al llegar a la parte de la Guerra del 98 con España el libro planteaba que el Maine, barco frente a la bahía de la Habana, había sido hundido por los españoles y esa fue la causa de entrar USA en la guerra. Nosotros estudiantes decíamos que esa había sido la excusa para secuestrar la revolución ya ganada y que fueron ellos mismos quienes lo hundieron quedándose luego con Guam y Las  Filipinas en el Pacifico;  Puerto Rico y Cuba en el Caribe. El colonialismo español dejaba de existir; se reforzaba el de USA.  El Padre Robinson sj no cedió;  nosotros tampoco. Luego, años más tarde, National Geographic  publicó que el barco fue explotado desde dentro, muriendo sólo los no nacionalizados americanos que servían en la marina en búsqueda de su ciudadanía,  y que todos los ciudadanos americanos coincidencialmente ese día tuvieron permiso de bajar a tierra.  Cosas de la historia, ¿cuál es la verdad? En el fondo vamos a encontrar verdades relativas, difícilmente absolutas.

Como toda  información y noticias que recibimos  vienen dada por agencias de cierta nacionalidad y poderío económico con sus propios intereses, tenemos que al leer, ver  y escuchar;   confiar y dudar. Quizás decir “según Fulano o Mengano”,  o como se suele decir    “Evangelio según Lucas…, Mateo…,”    AISEGUN dirían por el Cibao.

No obstante, lo que decimos, reproducimos, repetimos, y  sabemos por medio de otros es un acto de confianza de nuestra parte.  Hemos aceptado lo dicho, lo visto, lo oído, lo vivido  por otro  hasta el punto de que afirmamos con un Si o un No, no dudamos,  afirmamos. Si dudáramos no afirmaríamos, nos quedaríamos callados, o diríamos un  quizás, o no sé, o buscaríamos una pregunta aclaratoria en nuestra mente sin llegar a afirmar, aceptar y mucho menos repetir.

El confiar es parte de nuestra humanidad. El creer es parte inherente en el ser humano. La credibilidad es parte de la honestidad.  El dudar, el cuestionar  de vez en cuando es sensato.

  11 de julio 2011  

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