viernes, 27 de septiembre de 2013

Vivencias del ayer

Hay situaciones por las que uno pasa, sin comerla ni beberla, que luego uno se cuestiona a si mismo y ¿cómo fue?  ¿De dónde salió esa actitud? Y aquí les cuento algunas, todas en el verano del 1964 en Chicago, Illinois, ya hace un tiempo, pero son de las cosas que no deben olvidarse y deben reposar en los recuerdos guardados "en la esquina".

Me  gusta caminar paseando, no por hacer ejercicios, sino  mirando, viendo, escuchando, conociendo. Digamos que soy un anti deportista, no,  eso es muy fuerte, un NO- deportista que le gusta la naturaleza, incluyendo la humana, y el conocimiento de ella. Para esa fecha yo era bastante delgado y aun no era mayor de edad y por tanto sin mi salvavidas perenne. Mi locura en la isla era la bicicleta, pero en el exilio nunca tuve una, por tanto caminaba.*

-De esas caminatas por el barrio de Ocean Park descubrí que los miércoles  en el cine exhibían  una película a un precio mucho más económico y por tanto allá fui en la tarde. Tiendo a sentarme atrás, así veo la película y sus alrededores, y como siempre me senté solo, pues andaba solo. Al rato veo a un señor mayor, quizás cerca de los 50 años sentarse en la fila delante, verme de reojo y al rato acercarse más a donde yo estaba. Pasa su brazo izquierdo sobre las sillas y de pronto deja caer su mano hacia donde yo estaba y luego cerrándola en un puño,  la empieza a mover  hacia arriba y hacia abajo. No sabia hasta ese momento lo que quería decir eso, pero lo intuí.  Me levanté, y me dirigí como si fuese al baño y de pronto me escondí, esperé que el saliese hacia el baño y volví a entrar a la sala de cine, pero esta vez me senté agachado, casi acostado.  Al rato lo volví a ver entrar, mirar a todos lados para  luego sentarse más lejos de donde yo estaba ahora.  Vi mi película y traté de salir lo  más escurridizamente que pude.

-Caminando, otro día descubrí una biblioteca pública. Entré. Era modesta, sencilla, como de la zona y su luz más tenue que brillante.  Miré algunos libros y  dos me llamaron la atención, los tomé y fui a la mesa de entrada. Ahí estaba una señora joven, algo locuaz con sus ojos. Simplemente me le acerqué y pregunté si podía pedirlos prestado. Claro, me pidió un ID o identificación y yo carecía de ella. Sé que bajé la cabeza y le dije que acababa de venir de Miami a ver a mis padres, no tenia identificación alguna. La respuesta fue clara, no podía prestármelos. Supongo que puse cara de desilusión, sin soltar los libros de la mano, los cuales  descansaban sobre la mesa. De pronto ella me preguntó: “eres de Puerto Rico?”  Yo me sonreí, como diciendo, ¡cómo me puede confundir! Y  le contesté:” No, soy cubano.” Ella me volvió a ver, escudriñar un poco y me dijo: “muy bien, te los puedes llevar, pero vamos a llenar unas formas.” Y así hice, y cada semana siguiente  iba a devolver los libros prestados y a sacar otros nuevos hasta que terminó el verano.

-Regresaba de mis visitas diarias a la iglesia, un poco lejos de donde mis padres vivían; no puedo dejar de decir que las iglesias católicas de USA que he visitado me encantan, me da un placer que ninguna iglesia criolla, ni en la isla ni aquí  en esta parte de esta otra isla han logrado; es su olor, su  luz, su humedad, los bancos, los libros puestos para meditar, el agua bendita a la entrada, el silencio, la intimidad, bueno… ya saben que me encantan. El caso es que regresaba por la calle ancha o avenida donde hay más tráfico y tiendas hacia el apartamento donde vivían  mis padres cuando un grupo de jóvenes reunidos en una escalinata de un edificio me ven y de una vez, me llaman y me dicen: “hey spik! Y lo repiten ya más alto y con  fuerza:  “! HEY SPIK!”  Yo ya me imaginé lo que vendría después, rodearme, empujarme de un lado a otro y golpearme; al menos así fue en Miami que me pasó antes, así que, patica para que te tengo y apreté el paso, no corrí, es mejor siempre no correr, sentí que se pusieron de pie y ellos empezaron a hacer lo mismo, a caminar con esmero, eran como cinco, “blancos”, yo latino.  No estaban aceptando a un latino o hispano o “spik” por su zona. Entré de un pronto al doblar la esquina en una farmacia al estilo de allá, que son de todo menos farmacia, ellos pensaron que yo solo había doblado y ahí me quedé escondido de nuevo,  siempre con mis manos dentro de mis bolsillos para que los dependientes no pensasen que yo estaba por hurtar algo, al fin y al cabo, era un latino en un mundo de blancos. Esta costumbre aun la tengo, entro en una tienda y pongo las manos en los bolsillos si es que solo voy a mirar, al igual que esa el artista principal en “The Mentalist” al entrar en una escena del crimen.  Cuando entendí que ya se habían cansado de buscarme, salí. Aceleradamente regresé a la casa de mis padres. Nunca volví a usar esa vía de caminata.

He ahí tres situaciones, que aunque los años han pasado  los recuerdo y los he contado más de una vez. Escenas vividas del USA de ayer y de hoy, racismo con razón o sin ella donde  hay que tener presente que era en los 64’s,  y la famosa pedofilia que tanto se oye hoy día, aunque en este caso más bien seria homosexualismo degenerado, que no es lo mismo ni es igual  al homosexualismo de pareja, con sentimiento.

Al cine volví con mi mamá a ver una película de Disney de un gato que iba al cielo y donde ella lloró y lloró, mamá era realmente una niña grande; a la farmacia volví, pero entrando por el  lado contrario;  sobre la biblioteca, aun hoy me doy cuenta de que ser cubano  es ser cubano, para bien o para mal, y  el orgullo existe  de serlo,  es como el anuncio ese, no tiene precio.

Ah, y cuando voy a USA trato de entrar y sentarme un rato en la iglesia que me  toque pasar por ella, es un placer interno indescriptible, es un placer estético, es solo eso, un placer.

* Ver en el blog: "Mi bici" y "Caminando bajo la lluvia".




viernes, 20 de septiembre de 2013

¿Cuando dejamos de ser padres?

¿Cuándo dejamos de ser padres?

Nunca.

Desde que nos avisan que vamos a ser padres, algo cambia en uno, ya las cosas empiezan a verse distintas, se adquiere un sentimiento de responsabilidad que antes pudiese no haber existido, uno empieza a ser más conservador, y comienza el proceso de pensar en otro ser junto a uno. Se deja de beber alcohol, de tener  fumadores cerca, pensar en una alimentación más balanceada para dos.

A medida que el vientre empieza a notarse hay como un sentir “no hay marcha atrás” y la pregunta de siempre: ¿Nacerá sano o sana?  ¿A quien se parecerá?   ¿De qué sexo será?, preguntas que hoy día la ciencia nos las va a ir contestando a medida que la sonografía y los ecos nos vayan dando información. Algunos prefieren la sorpresa del último  momento. Otros tienen ya la foto en la sala de la casa del ser que aun no ha nacido, pero existe y tiene vida.

Al escuchar, ver y sentir las patadas de ese nuevo ser ocurre  otro brinco del  corazón. Se acerca la hora. Se le pone música cerca del vientre para que la escuche y se relaje; se le habla, se le pasa la mano para que nos sienta y empieza por medio de una pared natural a darse una comunicación entre padre e hij@, más aun entre madre e hij@ quienes conviven el un@ con la otra, se han hecho uno hace mucho tiempo atrás.

Nace, y ahí,  si todo estaba cambiando, acaba por cambiar.

Horas de sueño interrumpido, horas para baño, hora para las comidas, hora para la siesta, hora para…, y ver el proceso milagroso de la evolución donde los menos importantes somos nosotros  el centro de todo es ese nuevo ser que ha llegado y nos va arropando.

De pronto se hace grande, va a la escuela, se enamora, sufre, ríe y goza con sus camaradas, se gradúa, se casa y se va.

Pero en nuestras mentes, en nuestros corazones lo o la seguimos viendo como un ser que salio de nosotros, donde  aun existe un cordón umbilical mayor que el físico el cual  fuese cortado al nacer; el del amor.

Pasaremos quizás unos años más tarde, con el tiempo,  a depender de ellos, los hijos, pero siempre seguiremos siendo padre o madre, nunca dejaremos de preocuparnos en nuestro silencio, a tenerlos presentes ante la galopante ausencia propia del crecer; él o ella  nunca dejará de ser aquella diminuta persona que tuvimos en brazos  en un ayer ya lejano, nunca dejará de ser la personita que dependía de nuestra seguridad y cariño que le trasmitíamos al él o ella escuchar nuestro corazón latir cada vez que le aprisionábamos contra nuestro pecho para que se convirtiera en una persona con nosotros mismos.

Por eso, nunca dejamos de ser padres, me atrevería a decir, ni con la muerte dejamos de serlo, seguimos presentes. Nunca nos vamos.




miércoles, 18 de septiembre de 2013

DIVARIANDO

DIVARIANDO 
               
 Desvariando, decir incoherencias, disparates, decir cosas sin sentido común, delirar. Todo eso es lo que quisiera hacer, divariar.

Es difícil hoy día estar al tanto de que sucede en el mundo. Somos más luego más cosas suceden. Las distancias son las mismas, pero se han achicado a punto de que en segundos o en partículas de segundo ya estamos “presentes” ante un evento distante.

Donde vayas encuentras una pantalla dominando la sala, entrada al hogar. Ya en la película Fahrenheit  451  de mediados de los años 60 se nos vaticinaba una sociedad sin libros, donde el tener libros era un delito castigado con prisión.

Parece que ya es fuera de lo común el tener libros en la casa. Antes uno decoraba toda una pared con libros, era todo un orgullo. Los libros con láminas y fotos pasaron luego a ser objeto de decoración sobre las mesas de la sala o en el estar. Hoy es el plasma, los libros se han ido, y si aparecen es en forma de una tableta.

Me dicen que publique un libro. Otros me dicen que ya está publicado, pero le fata una unidad temática e imprimir, pero ya está escrito. En realidad me lo cuestiono, si los libros lentamente carecen de uso, para qué esforzarse en tiempo, esfuerzo y dinero en  “Gutumbiarlo”, quizás deba seguir el consejo y darle unidad temática y luego  digitalizarlo, meterlo en una nube; no sé qué es mejor, soy del ayer tratando de estar en el mañana.

En Europa hay libros que se imprimen y quedan en estantes a ser reciclados y nunca  salen al publico por falta de la  luz brillante del mercado que los impulse y les de  luz propia. El libro, necesita de un mercado para no convertirse antes de nacer en pulpa,  para ser usado en otro libro que aun no se ha impreso.

Cada vez son más los que han donado sus libros ya leídos, pues de necesitarlos los tienen a la ley de un dedo en sus tablets y no le ocupan espacio en su habitat, ni le guardan polvo, ni hay que limpiarlos; a solo el movimiento de un dedo lo bajan de la “nube” donde han sido almacenados, o en un” memory stick”.

Hoy todo es más rápido, todo luce más rápido, pero nuestro crecimiento medular, cerebral y  espiritual tiene su propio ritmo, su propio desarrollo. No es tan rápido como la electrónica,  lo tecnológico, de ahí que los más jóvenes lo captan de una vez, pero nosotros los mayores, hay que llevarnos al paso.

El Padre Francisco ha abogado en cuidar a los abuelos, a los mayores,  que somos, ya me incluyo en ellos, los portadores de la cultura, de las costumbres, de la historia y nos solicita a nosotros que hablemos, contemos, que dejemos nuestro legado escrito, dicho, contado, expresado, comunicado para que no se olvide. Debemos recurrir a los recuerdos de los abuelos. Estos cuentos siempre serán  mas humanos, mas calientes que un frío chip.
                                       
Ahora mi blog tiene más sentido: en la esquina del olvido, antes de que se voltee o se doble la esquina y se nos haya olvidado el ayer, la vivencia, la experiencia, el amor y el desamor, el sufrir y el reír, la razón de una existencia, la nuestra.











jueves, 12 de septiembre de 2013

Nos estan brechando.

Pienso que desde que somos seres humanos siempre ha existido el instinto de meter las narices donde no nos llaman, escuchar lo que otros dicen, ver lo que otros hacen y quizás hasta divulgar todo lo anterior a un tercero.

Nos asustamos  porque nos dicen que por los medios actuales los gobiernos nos acechan. Siempre hemos tenidos calieses, dentro de un “cepillo” que corra las calles o fuera de las mismas, o ¿por qué cuando queremos decir algo importante o personal o de familia nos alejamos donde solo la naturaleza nos oiga o cerramos las puertas y bajamos la voz?

Es difícil que cuando uno abre la ventana y de pronto ve una escena “interesante” en casa del vecino,  no quedarse viendo, observando, detallando, según sea el caso. Y si la escena es repetible a cierta hora del día, el esperar con todo entusiasmo el acechar.

Ahí tenemos el caso del fotógrafo profesional que se dedicó en USA a tomar fotos de sus vecinos en posiciones agradables como de rodillas limpiando, desayunando, durmiendo, acurrucándose. Usó un lente a distancia y buscó, buscó y tomó fotos y luego las presentó en una exposición siempre sin dejar ver la cara de sus vecinos a distancia y mantener la “privacidad” de sus modelos, ellos ajenos a todo.

En las ciudades con edificios altos es común que las personas tengan telescopios no para ver las estrellas, sino escudriñar a sus vecinos, o  con catalejos que ya es más obvio. No obstante, a nosotros nos gusta sentarnos en el portal, en el balcón, en la acera y llevarle la vida a todo el que pasa y si aparece  una cara desconocida dejamos todo y la atendemos con la mirada escudriñadora, quizás hasta nos levantamos un poco disimuladamente del asiento hasta que desaparece de nuestro propio radar.   

Dejamos en el cuarto de los hijos aparatos que nos permitan oírlos y así determinar lo que hacen por si algo anormal ocurre. Ya no nos basta lo anterior y ponemos cámaras que lo vigilan a él o a ella y a la niñera. Incluso desde el trabajo podemos vigilarlos en nuestra computadora. Hay escuelas que como un plus venden que siempre hay una cámara en el aula y puedes ver desde tu casa o trabajo a tu hij@ en clase, y determinar el comportamiento del hijo o hija y del profesor o profesora.

Yo recuerdo en Santiago como había superiores míos que se ponían en el pasillo a oír lo que yo hablaba en clase. Y en la época del Doctor al levantar el teléfono sentíamos en mi casa que alguien más nos escuchaba. En esa época uno se puso paranoico esquizofrénico ya que hasta veía y sentía que te seguían. El paletero te llevaba tanto tu vida que hasta se atrevía a preguntarte por  Y  o Z que hacia tiempo no veía cerca de uno, de hecho yo supe del accidente de un compañero jesuita  por un paletero que me lo comunicó; él en la 30 de marzo y el accidente por Gurabo, a  varios kilómetros de distancia.

En la Sarasota con Churchill viene uno de los jovenzuelos a limpiar el vidrio del auto y le digo: “no tengo menudo” y me contesta: “maestro, no se preocupe, me lo debe, ¿usted no es el que siempre está parqueado en la Lincoln, en el colegio?”  Estamos siendo vigilados.

¿Quién de nosotros no se ha puesto en Google a buscar su casa, su calle?  ¿Quién no ha tratado de saber por dónde anda un ser querido  gracias  el GPS?

Como la ropa hoy día delata lo que uno tiene debajo de la misma, ya ni nos fijamos como hacíamos antes cuando hasta ver un  tobillo nos hacia latir el corazón. Ya lo normal es ver de reojo o de forma directa la cantidad de inicio de nalgas o rayitas tanto en varones como en damas a medida que uno camina por el supermercado. Otra es ver toda gama de colores de calzones íntimos y el caso es que los vemos, los vitillamos con menor o mayor intensidad dependiendo  del caso en cuestión.

No olvido la profesora o más bien la situación, en que ella no se sentó muy bien que digamos y yo puber-teenager; aunque tocase el timbre  para  recreo, tuve que esperar un rato para poder levantarme. Problema de ver lo que es ajeno.

Las series de televisión nos han enseñado que muchas personas son buscadas y encontradas usando las cámaras de vigilancia que pululan en todas partes y las cuales uno no sabe que te toman y guardan para un futuro. Estamos en un supermercado y hay lámparas que no son lámparas, sino cámaras escondidas y te graban, te acechan.  Ahora nos avisan que van a poner cámaras en el gran Santo Domingo, así como en  Moca por su propio ayuntamiento.

Los espías siempre han existido. Avisan cuando el enemigo se aproxima, su potencialidad, el robo de armamento, ideas. Así como el espionaje industrializado tan popular en un pasado reciente entre los del este y los occidentales, y luego las replicas más económicas. Acechando lo nuevo y robar la idea, la información.

Leo en las noticias que una cigüeña que venia de Hungría a Egipto fue capturada porque tenía un GPS y podía ser un instrumento de espionaje. La soltaron más tarde para que siguiera su traslado anual, su migración anual. Ojalá que pueda haberse unido al resto y no haberse quedado sola y rezagada y por tanto, en peligro. El pánico al espionaje. (¡Oh, no! Leo ahora que la pobre cigüeña fue digerida por una familia cercana al ella quedar sin rumbo.)

Ya cada vez hay menos privacidad. Antes seria que nos vigilasen por una ventana entre abierta, el cerrojo de las puertas, un hoyo en la pared; ya hoy el celular nos delata donde estamos, y por medio del mismo pudiesen oírnos, vernos. Es más, gracias a los celulares actuales, desconocidos nos toman fotos, nos graban, nos oyen sin nosotros percatarnos, ya todos nos hemos vuelto unos paparazzi.  Los programas de noticias promueven cada vez más que uno sea un paparazzi para su estación o cadena de televisión.

Así que no hagamos un drama que hasta el satélite puede encontrarnos, enfocarnos, leer el número de la placa, ver lo que hacemos, grabarlo y luego usarlo. Si usted no quiere ser espiado, retírese del mundo bajo árboles frondosos sin usar nada electrónico y sobre todo, sea un don nadie, trate de pasar desapercibido,  pues si usted es importante para alguien como quiera te rastrearán y te acecharán.

Y no pregunto quién no ha sido un fisgón, acechador, vitillador, husmeador, entrometido u algo parecido alguna vez en su vida,  porque ¡para qué preguntar lo obvio!




jueves, 5 de septiembre de 2013

Septiembre. #178

Septiembre siempre me trae el recuerdo del día 8, que es la fiesta de la Caridad del Cobre, Patrona de la isla y aquello que escribí sobre mi experiencia hace unos años allá en la isla:

“ Luisito  es responsable de lo poco o mucho que hice para mi edad  en materia de contra revolución en la Habana con el Directorio Revolucionario Estudiantil, DRE. Yo estaba en 9no curso y fui delegado de la organización en mi colegio The Phillip’s School,  hasta la toma por parte del Estado del mismo en mayo del 1961.  Mis padres no sabían de esto, pero sospechaban algo, según me dijeron mas tarde. 

Mi amigo Luis también fue responsable de otra actividad en la cual participé en el 60, tendría 13 años.  Hacían falta personas para el comité de orden de una manifestación religiosa, anti gobierno  en el fondo, el  8 de septiembre, Virgen de la Caridad del Cobre.  Mis padres para esas cosas nunca decían que no mas si era  un acto  religioso con Boza Masvidal, el obispo quien criticaba abiertamente al nuevo gobierno.  Fuimos, Luis y yo,  a la catedral de la Habana a la hora acordada, nos dieron brazalete o distintivo. Mi función era caminar agarrado de brazos con otros a los lados cerrando el paso y siempre  mirando hacia la procesión  frente a la virgen y caminar  de lado por las  calles de la Habana Vieja.  Todo fue bien hasta que detrás de mi sentí  los pasos de botas y más botas.  Tra,tra,tra,tra.  Luego sentir que alguien respiraba  detrás, lo sentí en la nuca,  y un crac.crac al fusil, me imagino, o la sobaron o le pusieron la bayoneta, yo no miré para atrás, ni de juego iba a mirar. Sé que apreté en ese momento  los brazos de los dos compañeros a mi lado, me apreté yo también.

 Ahora, ese ruidito de las botas  y ese crac del fusil, eso, no cabe duda  quedó en una  de mis neuronas bien grabado. La procesión termino felizmente, se congrego una multitud inmensa.  Boza Masvidal fue invitado a salir del país más tarde y dando  tumbos llego a CARACAS  con el cual trabajé los domingos y nos juntamos hasta en Los Teques, pero eso es otra historia. Guardo un cuadro de San Jorge que Boza me regalo junto al P. Jorge Cuenca en un día de Pentecostés.

Mi amigo Luis es también el responsable de que yo me pusiese en contacto con el colegio Belén de Miami. No había abierto, iba a abrir ese año del 61 a raíz de la salida de la isla de todos los jesuitas, yo no lo sabía aun.  Recién habíamos  llegado a Miami. Luis me escribió y me pidió de favor que fuese a ver al padre Rippoll el cual vivía en White Hall en Brickel con los muchachos de Peter Pan. Fui solo en  autobús. Mis padres aun no habían llegado a Miami.” (10 de noviembre del 2010, en la esquina del olvido de DJ)

También me trae el recordar la  llegada a la Republica un día 7, pues al otro día se festejaba la Caridad y se inauguraba el Noviciado de Haina con  su capilla al estilo del Vaticano II, de eso ya hace 59 años. Ese es mi tiempo aquí en esta 2/3 partes de la isla donde vivimos, 49, casi 50 años.

“Ese mismo año, 1964, regresé a Miami para luego venir a  Haina, a Manresa Loyola. Me habían dado  una lista de la ropa que debía traer, no más, solo esa y mi padre echó un fiado grande en la tienda cerca de la casa y compró todo nuevo, eran pocas cosas, pero todo nuevo. Mamá se encargó de ponerle mi nombre en unas tiras impresas y se cosían para que no se confundiesen en la lavandería luego más tarde. Ahí mi padre me compró un “overcoat” para la lluvia, de color  negro, como el del cura en El Exorcista. Todo cabía en mi maleta y sobraba. El traje se quedó, ya no se usaría, pero mi virgencita sí me acompaño, lo de la primera comunión mi mamá se quedó con ello.

Al nosotros en septiembre de  ese año venir para la República, mi maleta vieja y fea, supongo la escogieron por eso, fue llenada de hélices, y piezas para las lanchas rápidas que el Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE) tenía aquí en el país para su excursiones “revolucionarias” a la isla.  Al llegar a Caucedo, el aeropuerto, mi maleta fue incautada con todo y dejé de saber de ella para siempre. Ese todo pasó a manos de nuestros compañeros del  DRE que nos esperaban dentro de aduanas y de paso les dimos los relojes de bajo agua que teníamos todos en nuestras muñecas. Hicimos contrabando, simplemente, no tiene otro nombre, contrabando por una causa revolucionaria, digo, contrarrevolucionaria. (27 de julio del 2013, en la esquina del olvido de DJ)

Pienso que no debo dejar pasar la fecha y aunque me repita a mi mismo, siempre hay quienes no han leído todo lo escrito en la esquina de DJ, la del olvido.

“Un 7 de septiembre de 1964 llegamos a Santo Domingo de Guzmán para fundar el 8 de septiembre, el de la Caridad,  Manresa Loyola en Haina.  Luego vino la revuelta de abril, el trabajo en los hospitales ...”  (en la esquina…)