jueves, 17 de abril de 2014

Se nos olvida

Ciertamente se nos olvida  que los cristianos se llaman así porque son seguidores del Ungido, del Aceitado, del Elegido = del Cristo.

Se nos olvida  que ese nombre le fue dado a Jesús  nacido en Belén, pues su padres tenían que cumplir con el censo mandado por  el emperador Augusto en todo el mundo romano y por tanto ir a su propio pueblo - madre para censarse, realmente no sus padres, sino su padre “putativo”, José,  quien pertenecía a la casa de David, no así su madre María.

Jesucristo, como hoy lo llamamos, adquiere el ser parte de la genealogía de la casa de David y de Abraham por su padre, o más bien,  por  el marido  de su madre cuyo padre a su vez fue Jacobo de la casa de David. (Ver capitulo Uno de Mateo en su evangelio).

María y José vivían en Nazareth en la región de Galilea y se trasladaron a Belén, pues fue en ese pueblo que había nacido el rey David y por tanto donde debían inscribirse por ser José descendiente directo de David, el rey.

Se nos olvida que Galilea pertenecía a Judea, a Israel por lo que Jesucristo nació judío, creció judío, fue educado judío, fue circuncidado judío, fue llevado al templo al cumplir los doce años como todo judío cuando  deja de ser niño y se convierte en un adolescente-hombre del pueblo de Israel.

Se nos olvida que Jesús  discutía desde niño con los rabinos y maestros;  que el conocía muy bien las escrituras hebreas, el Tora;  que su idioma al hablar era el arameo, pero leía el hebreo ya que los libros sagrados estaban también en ese idioma. 

Se nos olvida que Jesús, el Cristo,  cumplía la ley de Moisés la cual fue escrita por su hermano Aaron, ambos  recibieron las indicaciones de su Dios de como normatizar a su pueblo, el hebreo,  a raíz de la salida de Egipto, y entre estas normas esta el celebrar cada año el “Passover”, el “Pesaj” o el paso de Dios sobre las casas de Egipto. Esa noche  murieron todos los primogénitos que viviesen en aquellas casas cuyos marcos de las puertas  NO hubiesen sido pintadas  con la sangre del cabrito o cordero que se hubiese sacrificado y cocinado antes del  atardecer. Cabrito o cordero que todos los del pueblo de Israel luego comerían  acompañado de pan sin levadura.  Al amanecer del otro día, todos ellos salieron  de Egipto y cruzaron el Mar Rojo hacia la Tierra Prometida. Fin de la esclavitud en tierras del faraón.

Se nos olvida que a esa celebración nosotros le llamamos Pascua y en el Éxodo 12, 14 dice: “Este es un día que ustedes deberán recordar y celebrar  con una gran fiesta en honor del Señor”.  Precisamente eso fue lo que Jesús y sus amigos - discípulos hicieron, celebrar la Pascua ese jueves día catorce del primer mes de su año hebreo, no el nuestro que se confecciono mas tarde. No coinciden las fechas entre los dos calendarios, el hebreo siguiendo las fases de la  luna y el nuestro Gregoriano cristiano. Al ellos celebrar la Pascua se convierte  para  el mundo cristiano  en la  Ultima Cena, porque esa noche Jesús se despide de sus discípulos para  luego ser  apresado y  condenado.

Se nos olvida que por esa razón  los cristianos al conmemorar la Ultima Cena comen el pan sin levadura, lo mismo que hicieron y hacen los judíos para esa fecha.

Se nos olvida que Jesús oraba en hebreo, recitaba los Salmos y por eso ya en la cruz recita el Salmo 21: “Dios mío, Dios mío, ¿por que me has desamparado? ¿Por qué no vienes a salvarme? ¿Por qué no atiendes a mis lamentos?...”

Se nos olvida de que Jesús, el Elegido, el Ungido, el Cristo era judío y después de orar  en el huerto acepto la misión dada por su Dios “si es que esa era su voluntad”, (Evangelio de Lucas 22,42);  la voluntad del Santísimo, la voluntad del “Yo soy el que Soy”, la voluntad de Yahvé, la voluntad de su Padre. Jesús acato el mandato dado  con sumisión, se dejo llevar al matadero, se dejo insultar, golpear en silencio, sin decir palabra; igual que luego sus hermanos de tribu harían sumisamente durante el holocausto de la Segunda Guerra Mundial.

Se nos olvida de que Jesús era judío, vivió y murió como judío; lo que NO se nos puede olvidar en ningún momento es que ese Jesús resucito entre los muertos, estuvo en el mundo de los muertos y salio del mismo. Si esto ultimo se nos olvida o no es verdad, si descubrimos que no fue verdad lo que hoy creemos como verdad, su resurrección, “Vana es nuestra fe”.(1Corintios 15,14).  Solo tiene sentido el cristianismo como religión si ese hecho especifico  sucedió, si no fue así, podemos clasificarla como una buena filosofía de vida, como una buena orientación de cómo actuar en la vida como también hiciesen Buda, Confucio, LaoTse y otros en un pasado.

Se nos olvida que si bien la muerte de Jesús tuvo su importancia en cuanto a la  redención, esta carece de sentido  si no existiese la contra partida del vencer la muerte y resucitar.  

Nos fijamos en la muerte, en el día viernes,  nos quedamos en el sufrimiento,  el sacrificio cuando lo realmente  importante es el domingo, la alegría del domingo, del día del señor, pues ahí es que se cumple la profecía y no en la muerte solamente. Es con el vencer la muerte que Jesús, el Cristo, pasa a ser el Mesías del pueblo Hebreo.

Se nos olvidan muchas cosas, pero “eso” no puede dejarse de lado, todo seria una falacia desde el punto de vista cristiano,  nuestra fe carecería de sentido y por tanto todas las iglesias, no importa su denominación mientras se autollamen cristianas, estarían mandadas a cerrar, todas y cada una de ellas.

Que “eso” no se nos olvide.



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