Me ha
tocado vivir antes de tiempo, o sea, quemar etapas de mi vida en el momento que
otros ni pensaban en lo que yo estaba pensando o haciendo lo que yo estaba
haciendo y claro se queda un vacío de ese espacio lógico de vida que brinqué.
Queda como materia pendiente que debo examinar para terminar el curso.
Cuando
comparo, y no se debe comparar, con otros, ahí sí es verdad que me percato de
que si, muchas cosas no las llegué a vivir como el simple correr, hacer
maldades, perder el tiempo, que se yo. Puede que alguien que me conociera de
corta edad diga que todo es invención mía, pero si no lo recuerdo, si no hay
datos en mi memoria es porque no se dio, hubo amnesia voluntaria o
involuntaria, pues el archivo está vacío, ¿quién le dio a Delete?
Ese espacio
de hoyo negro personal debe tener su razón. Puede que ya fue absuelto,
perdonado, con todas aquellas estampas del Papa bendiciendo a uno, quizás
alguien pago por mi alguna vela o aquello de la edad Media, ¿cómo se llama?,
indulgencias. Que usted no cree en nada de eso, pues somos dos, pero debe
haber alguna explicación. Y al fin al cabo ustedes son los religiosos, no yo.
Yo ciertamente no soy religioso. No me gustan las reglas sin sentido. Yo actúo
según mi consciencia, contaminada, pero mía.
Yo soy
espiritual, creo en la energía que nos une a unos con otros, Creo en que otros
me traen energía y otros seres, medio ladrones, me la quieren quitar, mi
energía, y se aprovechan de mi ingenuidad y zas!, pero siempre alguien me
dice al oído que me van a robar mi energía y el zas se lo hago yo, dejándolo
con el rabo entre piernas, juyendo, sin saber qué ocurrió.
Valoro
mi energía y mi espacio. Los que poseen el “tipo” de energía a la mía lo saben,
lo sienten, como yo a ellos. Y esa energía sana, amengua el dolor, puede ser
como un Rayos X y ve en los adentros del otro. Nunca en mí, en uno mismo.
Surgen como inspiraciones, no son buscadas, brotan de mis labios y luego ni sé
lo que dije. Pre-siento, veo o he visto a distancia. Con el tiempo las cosas se
ofuscan, es como que hasta para eso hay usar lentes progresivos..
Nada es
estático, todo se mueve, nada es igual, y aunque digo que las palabras TODO y
NADA no deben ser usadas por ser absolutas, en este caso, SÏ deben usarse. Todo
lo que nos rodea no necesariamente es como lo captamos, puede haber distintas
formas de ver una misma realidad. Puede haber formas diferentes de darle
sentido a esa sin sentido que es la vida y la aprehensión de ella, solo
son elementos fugaces aunque luzca que tenemos una misma percepción.
Como
todo cambia nada es igual, es como el rio donde el agua corree y corre,
no llega a ser la misma.
Lo
externo a mí se relaciona a mí y es relativo a mí, soy yo quien le da sentido,
lo acerco o lo alejo. Por eso hay personas que atraen para sí mismas
sensaciones no gratas y otras desde su mirar, su sonreir, su caminar está
imanizando, magnetizando el ambiente.
Al
cumplir 365 días de haber nacido, estamos comenzando un nuevo ciclo de 365
días. Cada ciclo es en espiral, luego se sube y luego se baja para subir más
alto. Giramos y giramos, pero no nos mareamos a no ser que nos detengamos y no
querramos seguir dándole razón a la sinrazón, a la vida misma, y ahí entra un
gran mareo, nauseas, nos caemos, tambaleamos, no sabemos dónde estamos, ni
hacia dónde vamos.
Jorge
Eduardo me hizo ver que hay 180 días previos a ese nacer donde decidimos venir
a este teatro, escogemos nuestros padres y grupo donde encajaremos, preparamos
un plan de trabajo por competencias con sus indicadores de logro y todo,
que firmamos con tinta invisible. Son 6 meses de preparación y es que nos
olvidamos que debemos prepararnos para cualquier desenlace, decisión, camino o
ruta a seguir, incluyendo la difícil tarea de hacer camino al andar. Hay
que meditar, pensar prepararse, ejercitarse, se nos olvida su importancia, el
reflexionar antes, durante y después del caminar. Y por supuesto, vivir el hoy,
que el mañana nunca será igual al hoy. Este ahora es único y sólo del ahora
sabemos que existe siempre desde mi propia perspectiva, de mi realidad, de mi
yo histórico, luego cambiamos, porque todo cambia, y ya no pensamos
igual, no vemos las cosas de igual forma y hasta pena nos da el haber pensado
de esa otra forma, tan inmadura.
Nosotros
no somos iguales, sólo tenemos los
mismos derechos por el simple hecho de ser humano, ser parte de la humanidad,
pero no somos iguales, somos distintos, diferentes, únicos.
¿Y qué
nombre le pongo a todo esto? ¿En voz baja con mi ser, susurros?
La maravillosa misión de ser
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