domingo, 3 de septiembre de 2017

En voz baja #227

Me ha tocado vivir antes de tiempo, o sea, quemar etapas de mi vida en el momento que otros ni pensaban en lo que yo estaba pensando o haciendo lo que yo estaba haciendo y claro se queda un vacío de ese espacio lógico de vida que brinqué. Queda como materia pendiente que debo examinar para terminar el curso.

Cuando comparo, y no se debe comparar, con otros, ahí sí es verdad que me percato de que si, muchas cosas no las llegué a vivir como el simple correr, hacer maldades, perder el tiempo, que se yo. Puede que alguien que me conociera de corta edad diga que todo es invención mía, pero si no lo recuerdo, si no hay datos en mi memoria es porque no se dio,  hubo amnesia voluntaria o involuntaria, pues  el archivo está vacío, ¿quién le dio a Delete?

Ese espacio de hoyo negro personal debe tener su razón. Puede que ya fue absuelto, perdonado, con todas aquellas estampas del Papa bendiciendo a uno, quizás alguien pago por mi alguna vela o aquello de la edad Media, ¿cómo se llama?, indulgencias.  Que usted no cree en nada de eso, pues somos dos, pero debe haber alguna explicación. Y al fin al cabo ustedes son los religiosos, no yo. Yo ciertamente no soy religioso. No me gustan las reglas sin sentido. Yo actúo según mi consciencia, contaminada, pero mía.

Yo soy espiritual, creo en la energía que nos une a unos con otros, Creo en que otros me traen energía y otros seres, medio ladrones, me la quieren quitar, mi energía,  y se aprovechan de mi ingenuidad y zas!, pero siempre alguien me dice al oído que me van a robar mi energía y el zas se lo hago yo, dejándolo con el rabo entre piernas, juyendo, sin saber qué ocurrió.

Valoro mi energía y mi espacio. Los que poseen el “tipo” de energía a la mía lo saben, lo sienten, como yo a ellos. Y esa energía sana, amengua el dolor, puede ser como un Rayos X y ve en los adentros del otro. Nunca en mí, en uno mismo. Surgen como inspiraciones, no son buscadas, brotan de mis labios y luego ni sé lo que dije. Pre-siento, veo o he visto a distancia. Con el tiempo las cosas se ofuscan, es como que hasta para eso hay usar  lentes progresivos..

Nada es estático, todo se mueve, nada es igual, y aunque digo que las palabras TODO y NADA no deben ser usadas por ser absolutas, en este caso, SÏ deben usarse. Todo lo que nos rodea no necesariamente es como lo captamos, puede haber distintas formas de ver una misma realidad. Puede haber formas diferentes de darle sentido a esa sin sentido que es la vida y la aprehensión de ella,  solo son elementos fugaces aunque luzca que tenemos una misma percepción.

Como todo cambia nada es igual, es como el rio donde el agua corree y corre,  no llega a ser  la misma.

Lo externo a mí se relaciona a mí y es relativo a mí, soy yo quien le da sentido, lo acerco o lo alejo. Por eso hay personas que atraen para sí mismas sensaciones no gratas y otras desde su mirar, su sonreir, su caminar está imanizando, magnetizando  el ambiente.

Al cumplir 365 días de haber nacido, estamos comenzando un nuevo ciclo de 365 días. Cada ciclo es en espiral, luego se sube y luego se baja para subir más alto. Giramos y giramos, pero no nos mareamos a no ser que nos detengamos y no querramos seguir dándole razón a la sinrazón, a la vida misma, y ahí entra un gran mareo, nauseas, nos caemos, tambaleamos, no sabemos dónde estamos, ni hacia dónde vamos.

Jorge Eduardo me hizo ver que hay 180 días previos a ese nacer donde decidimos venir a este teatro, escogemos nuestros padres y grupo donde encajaremos, preparamos un plan de trabajo por competencias con sus indicadores de logro y todo,  que firmamos con tinta invisible. Son 6 meses de preparación y es que nos olvidamos que debemos prepararnos para cualquier desenlace, decisión, camino o ruta a seguir, incluyendo la difícil tarea de hacer camino al andar. Hay  que meditar, pensar prepararse, ejercitarse, se nos olvida su importancia, el reflexionar antes, durante y después del caminar. Y por supuesto, vivir el hoy, que el mañana nunca será igual al hoy. Este ahora es único y sólo del ahora sabemos que existe siempre desde mi propia perspectiva, de mi realidad, de mi yo histórico, luego cambiamos, porque todo cambia, y ya no  pensamos igual, no vemos las cosas de igual forma y hasta pena nos da el haber pensado de esa otra forma, tan inmadura.

Nosotros no  somos iguales, sólo tenemos los mismos derechos por el simple hecho de ser humano, ser parte de la humanidad, pero no somos iguales, somos distintos, diferentes, únicos.


¿Y qué nombre le pongo a todo esto?  ¿En voz baja con mi ser, susurros?



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