Por qué estudié Educación.
Puede ser cosa del destino. Mi tía María por parte de madre, a quien conocí ya ciega, fue maestra en la escuela que luego yo estudié, The Phillip´s School. Ella nunca se casó, vivía con mi tía Paquita, mi madrina.
Mi tía Elena, fue maestra también, esta vez en Holguín la ciudad a donde fue a vivir al casarse. Ella trabajó en el sector público. Así que hay magisterio por ambos padres.
Siempre quise estudiar medicina, luego vino el exilio, las cosas cambian drásticamente y la perspectiva de uno y de tu entorno también. De un colegio americano paso becado a un colegio de jesuitas, Belén, y ahí el futuro cambió.
Me he pasado la vida siendo un médico frustrado. En Haina trabajaba en la enfermería y cuidaba de la farmacia, ya yo sabía lo que el médico iba a recetar a cada quien. Luego me tocó hacer de enfermero durante la revuelta del 65 en el Billini y el Gautier. Leo de medicina, tengo mi propi Vademécum digital, y más tarde con el internado que hice con Italia, pues por lo menos un buen enfermero he salido.
Parte de lo que hacía en Haina era dar catecismo los sábados. Ya en la isla hacia lo mismo, por lo que me fue fácil el hacerlo. Realmente cambié el catecismo por algo más cultural-deportivo con los jóvenes del Km 12 de la carretera Sánchez y creamos el club cultural 24 de abril. Entiendo que fue el primer club de este estilo en el país.
Ya en Venezuela me mandaron de una vez a dar clases en un colegio sólo de damas y al estar en Santiago daba clases de noche en una escuela pública que estaba en la calle San Luis con Restauración.
Cuando estudiaba filosofía me habían dicho que al terminarla era candidato muy posible para ser “maestrillo” en el Loyola de la capital, pero salí de la Compañía. Terminé la filosofía. Traté entonces de pensar en medicina, pero era imposible por costo y tiempo. ¿ Que sería algo cerca? Psicología. Vine a la capital, a la UNPHU, conseguí un pasillo para dormir y un baúl para la ropa, asistí a una clase abarrotada de gente, sentados en el suelo y sin luz, sin aire, ni abanicos, nada se parecía a la universidad de Santiago, por ende, no me quedé.. Ese mismo día, de Santiago vino una guagua de la UCMM al entierro en Manresa Loyola de mi compañero Luis García; me regresé con ellos a Santiago y fui directo a la pensión de Doña Ninin de donde había salido.
Me quedé en Santiago sin medicina ni psicología, lo más cercano era Orientación Escolar, para eso tenía que estudiar Educación, y así se hizo. Ya saben porque estudié Educación, una segunda Licenciatura, no había Maestrías en aquel entonces, no tenía de otra. Si hubiese regresado con mis padres, sabe Dios que hubiera sido.
No me puedo quejar de mi profesión, he llegado con ella a donde otros no lo han hecho, desde el punto de vista material no me ha ido tan mal comparativamente, y desde el punto de satisfacción interna tampoco. En el mundo académico solamente me faltó ser rector y nunca me lo hubiesen propuesto; y aunque una vez soñaba con ser el "incumbente" del Ministerio de Educación, hoy ni regalado lo aceptaría, no soy persona de Partido, sino de objetivos y responsabilidades.
No obstante lo anterior, no volvería a estudiar Educación. La visión que tiene la sociedad de nosotros es de personas a menos.
Si hay una persona que siempre respeté y quise fue a mi rector en INTEC y amigo Dr. Eduardo Latorre. Aún recuerdo oírlo cuando él decía que cómo era `posible que yo maestro ganase lo mismo como Decano que el médico y el ingeniero, siendo todos igualmente Decanos y eso que en mi caso particular yo estaba dentro de la escala de INTEC debajo de la Vice Rectoría, en parte por encima de los otros Decanos. ¡¡Y si eso era Eduardo, que sería de los demás!!
No sé si es porque las monjas, hermanos y curas de forma consuetudinaria han sido profesores y a ellos les toca ser pobres como Cristo, que piensan que nosotros, los educadores normales, no religiosos, también debemos ser pobres,
Sólo recordar la “escuelota” en TV es ver a un profesor que preguntaba no explicaba, pasivo, memoria pura. El personaje que hacía de maestra era con lentes, moñitos, falda larga, medias su cartera y solterona. Esa es, desgraciadamente, la imagen que muchos tienen de una maestra.
Un médico puede cobrar por 15 minutos de consulta 2 o 3 mil pesos, ¿ y nosotros por una tutoría?
No te agradecen, los padres solamente vienen a la escuela cuando algo no está bien con su hijo y a dar quejas, pero a dar las gracias, pocos, casi nadie.
Reitero, sé que soy de los pocos que ha sembrado, ha crecido la semilla, y la he visto crecer pero no.
Mientras la sociedad no cambie su imagen del maestro y se dé cuenta de que es todo un profesional con quien está tratando, socialmente hablando, no vale mucho el estudiar esta carrera, la de educación.
Es es el problema de este lado del mundo, no se valora el conocimiento, o no nos hacen valorar el conocimiento, porque es poder y quien lo tiene puede hacer muchas cosas con el.
ResponderEliminarEn civilizaciones mas antiguas como la India los gurús o maestros están en una casta superior sobre todos, porque ellos ven la importancia del conocimiento, y esto no importa si es de música, filosofía o medicina y un maestro es un maestro, es alguien que traspasa conocimiento y que te hace crecer en todos los aspectos.
Saludos y es siempre un placer leerlo!