domingo, 24 de marzo de 2013

Estoy convencido.



Los historiadores cuando miran hacia atrás los hechos ocurridos, tratan de entenderlos, clasificarlos, desmenuzarlos o agruparlos. Como somos producto todos en América de alguna colonia europea, pues también somos producto de un occidente que comienza en Grecia, hacia la izquierda en el mapa y por tanto casi no sabemos palabra de lo que sucedió hacia la derecha del mismo, hacia el este  u oriente. También pensamos que Europa es enorme y el resto del mundo es diminuto, cuando es todo lo contrario.

Por tanto, los historiadores europeos a los cuales repetimos y seguimos sus enseñanzas, determinaron que la caída de la ciudad de Roma y su imperio de occidente demarcaba el límite entre la Edad Antigua y el comienzo de la Edad Media y posterior sistema feudal. Así como la caída de Bizancio, Constantinopla, hoy Istambul,  en manos de los turcos no cristianos como el paso hacia la Edad Moderna y su posterior conquista y colonización de las tierras hoy llamadas América;  la imprenta y la Biblia como primer libro  impreso y el  sistema mercantil.

La próxima caída que se va a producir no es de una ciudad, sino de todo un sistema de poder absoluto a uno más compartido lidereado por una burguesía naciente conjuntamente con el sistema capitalista en su forma más cruda de explotación de parte del capital bancario-industrial-comercial. Unos  pocos dominan política,  económica y socialmente sobre la mayoría que empezó a venderse al mejor postor dentro de toda la llamada revolución industrial que negaba precisamente con actos lo que la Revolución Francesa había establecido en el papel, como ideas, referente a  los Derechos del Hombre, con  su  lema de libertad, fraternidad e igualdad. Sin olvidarnos de la Revolución Norteamericana, anterior a la francesa, la cual pasó a ser imagen,  también en papeles,  de lo que todos queríamos ser como país y por tanto a imitar. Hoy los historiadores nos clasifican viviendo dentro de la  Edad Contemporánea.

Estoy convencido de que ahora mismo,  sin darnos cuenta,  vivimos el fin de una época e inicio de otra que algún historiador luego bautizará. Esta vez la caída no es de una ciudad o de la dinastía real; sino la caída del muro de Berlín y con ella la Perestroika, la desintegración de la URSS y del  comunismo, al menos el soviético stalinista. Unido a esa caída, otra, la de las Torres Gemelas del 9/11 marcando así todo un mundo “terrorista” vs el de la  “libertad” neoliberal y unido a todo lo anterior   la revolución tecnológica-digital de la cual somos víctimas  sin darnos cuenta. Estamos en el momento de transición a otra Era, quizás la llamen  la Edad Globalizada.

Las fronteras entre las naciones se achican aunque  los muros físicos entre ellas sean mayores. Las noticias, los hechos  las sabemos de inmediato,  casi  antes de que sucedan. Todo afecta como en las fichas del domino, en cadena. Nada nos es ajeno. Vivimos y sufrimos el bien y el mal que pueda suceder en otras tierras aunque estén lejanas. Los bancos nos dominan. Ya no es la burguesía como un todo, sino parte de la misma burguesía que se ha hecho dueña de todo el proceso, nos mandan nos ordenan, nos incluyen  o excluyen  de listas pre concebidas de los cánones que ellos entienden es lo que debemos hacer y que a ellos les interesa que se haga. Son ellos los que determinan nuestro parámetros de crecimiento y desarrollo. Es la banca mundial, como una sociedad secreta unida, la que determina qué país si puede y cual no,  y cómo es que debe o no continuar con vida.

Como borregos les manifestamos nuestra obediencia. Dependemos económicamente de ellos y lo saben muy bien, cuentan con eso.  La alta burguesía bancaria va hacia el poder absolutista, a un tener en sus manos todo, sino es que ya ha obtenido su reinado y aun no lo hemos aprehendido*, captado, aquilatado como tal.

Estamos siendo  testigos de lo que es vivir una etapa de transición histórica y ser parte de la misma sin percatarnos de que somos parte de la misma transición en sí.

 Deberíamos hacer una parada, respirar hondo y darnos cuenta, asimilar,  de que nacimos en una Era y moriremos en otra. Una pierna esta allá y la otra aquí, y serán solo los futuros estudiosos de nuestras vidas quienes lo dirán y lo bautizarán.

 Bueno, me quise adelantar un poco.

·         Aprehender, con “h” intercalada, no es aprender; dos verbos distintos.






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