lunes, 5 de agosto de 2013

Nosotros los padres.

"UN PROFESOR DEFINE   Los tipos  de padres que existen

Jorge Ruiz es un maestro muy preocupado por la relación hogar escuela, padres-hijos, maestros-alumnos. Es además, un fiel seguidor de la revista Listín 2000. Con la finalidad de colaborar con nosotros y con los padres de nuestros jóvenes, envió el artículo que publicamos hoy. En el mismo, el Licenciado Ruiz define y analiza los tipos de padres que existen, dependiendo de lo que esperan de sus hijos y la forma como los tratan.

Nosotros los Padres.

En el diario vivir académico en contacto con los padres de los alumnos, hemos llegado a la conclusión que hay tres tipos de padres:

1. Los que piensan que sus hijos son lo mejor que existe como personas.
2. Los que piensan que sus hijos son normales, nada fuera de lo común.
3. Los que están convencidos de que no son lo que ellos desean, que no funcionan.

Hablé de hijos. Y realmente debería decir hijo o hija, singular, porque no todos los hijos son vistos de igual forma.Los más, son los padres que piensan que sus hijos son igual al resto de los mortales, y si hiciésemos una curva normal, estarían en los extremos los dos grupos faltantes: los super y los sub.

A su vez, sería honesto especificar que cada una de estas clasificaciones que hemos expresado tiene una división bipolar:

Por un lado, los padres que hacen algo para que eso sea así, (que sean súper o sub), y por el otro lado, los que no hacen absolutamente nada. En el centro de la división encontramos a los que a veces sí hacen y a los que a veces no hacen nada para que sus hijos sean lo que ellos piensan que son.

Esto nos daría una nueva clasificación de los padres en tres grandes divisiones, con
dos extremos y un punto intermedio.

Vamos a tratar de exponer los rasgos de cada uno de estos padres.

Ahora todos somos protagonistas.

Primera posibilidad

Mi hijo o hija es super, y me esfuerzo porque sea así. El padre o la madre encuentran que es el ser más inteligente, capacitado para fines escolares; que no necesita ser motivado para el estudio. Es super responsable, modelo, imagen a imitar por hermanos y primos. Además sus calificaciones son siempre A.

El progenitor vela siempre por sus tareas, las revisa, busca que estén perfectas, busca al hijo nuevos libros, revistas, información para las investigaciones. El niño es motivado continuamente para que sea el mejor. Si una calificación decae, la llamada a la escuela es de rigor, o se espera a que llegue el primer maestro para saber por qué esa calificación bajó. Durante largo rato, el  padre insiste en convencer al profesor de que el hijo puede volver a su ritmo anterior.

El hijo a su vez tiende a manifestarse inseguro, tímido. Apenas habla en el aula, no vaya a ser que lo confundan y le bajen la calificación: por hablar fuera de tiempo o por posible equivocación ante una pregunta.  Se mantiene pegado al libro y a lo que éste dice. Cuando la pregunta va más allá del reconocimiento, no sabe contestar. Se acostumbró a decir lo que el libro dice, pues así tenía seguro los puntos máximos en las preguntas sin tener que discutir mucho.

La catástrofe surge cuando el joven se cansa de la situación, o el nivel de estudio cambia, o se pasa a la práctica del trabajo y no al recitar lo aprendido. Un error de este joven no es permitido, no es aceptado.

Segunda posibilidad:

Mi hijo es super pero no hago nada por ello. Para qué preguntarle si estudió, si él siempre lo hace. Para qué preguntarle cómo le fue en la escuela o en el colegio si ya sé que a él siempre le va bien. Para qué preguntar cuándo dan las calificaciones si ya sé que todas son A. Para qué supervisar lo que hace si él sabe más que yo. El hace lo que quiere: lee hasta el amanecer, inventa continuamente nuevos experimentos que presentar, siempre está inventando cosas... hasta un día.

El dia en que él mismo se pregunte: ¿y para qué hago las cosas, si mis padres no reconocen lo que yo hago? Ellos no me quieren, pues no se interesan por lo que yo hago. Debo dejar de hacer las cosas bien, abandonarme para que ellos se interesen por mí. El desánimo, el desinterés por la vida tarde o temprano aparece.

Tercera posibilidad:

Mi hijo es super y yo de vez en cuando lo estímulo, lo supervisó y le doy libertad de acción acorde a su edad y capacidad adquirida.

Este padre está en el centro, tiene las riendas en la mano manteniendo el control de la situación. Se hace sentir continuamente, pero de forma intermitente.  El hijo sabe que él es libre de actuar, pero basta el levantar la mirada y ahí encontrará al padre en plan de ayudarle; no de recriminarle."

Listín 2000, Domingo 8 de octubre de 1989, página 16









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