jueves, 30 de enero de 2014

Las comunicaciones y mis iguales.

Nacimos en una época donde los teléfonos habían dejado de ser usados con sus maniguetas. No dudo que aun  quedase un que otro centro de acopio de llamadas con su panel de quitar y poner  clavijas para conectar y desconectar  las llamadas. Al menos eso es lo que veíamos en la televisión que sucedía en otros lugares. Existía el telégrafo, vi uno o dos telegramas escritos en el pasado, pero nunca una estafeta. Aprendimos el código Morse y lo  usábamos, junto a los walkie talkies para jugar.

A mí me tocó nacer en La Habana por lo que en comunicaciones estábamos por encima que otros territorios y nos manteníamos  al día. Tuvimos ferrocarril antes que muchos lugares de USA,  el séptimo país del mundo en tenerlo, antes que España.* Mi padre me contó  que en la isla se probaron los teléfonos traganiqueles antes que en USA, y al dar resultado, se hicieron públicos, luego  casi todos los establecimientos tenían sus teléfonos de monedas. Lo anterior sin tener presente que Antonio Meucci de origen italiano,  radicado  en La Habana y  donde fue que aparentemente hizo sus investigaciones sobre  la telefonía  que “dicen” que Bell más tarde  se las adjudico como propias.

Hace poco lei que el último vestigio de teléfono público con caseta roja en el Reino Unido  fue llevado a un museo y ya no existen estos  “land mark”   típicos de Londres.  Ya Superman no tiene donde esconderse con paredes transparentes de cristal o plástico  para cambiarse de ropa y dejar de ser Clark Kent. 

En mi casa el teléfono negro “toti” estaba situado en el comedor que vendría a ser el centro de la casa de dos pisos, y por tanto accesible a todos en la casa de cuatro personas. En la gaveta debajo del aparato una gaveta con libreta y lápiz para escribir mensajes.  No sé por qué en la misma gaveta estaba el dinero de menudo para las compras del día sobre todo del chino  que pasaba vendiendo de todo  incluyendo pescado fresco que limpiaba y preparaba delante de uno.
En 1952 llegó la caja grande obscura que se sentó en la sala de la casa.  En mi familia solo se  prendía de 6 a 10 pm y una programación  para todos en la familia.  Después de las tareas realizadas y yo desgastarme con la luz del sol en la calle jugando, cenaba y veía la televisión hasta la hora de dormir. Solo existían programas en horas de la tarde y la noche.  Luego llegaron programas en horas de la mañana para niños y amas de casa. Nada en la madrugada.  Solo tres canales recuerdo, el canal 2 de Pumarejo y su Club de los niños en el  cual yo me inscribí con mi carnet y todo, el  canal 4  donde se veían las series de USA y visité su local con mi padre cerca de la Universidad de la Habana y lógicamente la CMQ, la cual también visité un día de sábado con mi padre. Tuve el honor de estar  en el medio de los medios de esa época. Lo mismo ocurrió con los periódicos y la radio, en  Radio Progreso vi como se hacían las novelas que luego oiríamos en la casa donde me llamó la atención lo referente a los efectos de  sonido.

La TV era en blanco y negro, en el 59 llego a colores trasmitiendo desde el Habana Hilton, hoy Habana Libre, pero no hubo tiempo que llegase a mi casa.

Luego en el exilio sí había donde mi tía Georgina TV a color y el teléfono de pared, Si queríamos llamar allá se iba y si quería ver algo en TV allá se iba. Nosotros no teníamos posibilidad de nada de eso. Como que nada, ni TV ni teléfonos,   nos eran necesario en ese momento histórico, excepto el  hablar con la alemana por teléfono hasta que mi tía me pelease por usar demasiado la línea.

En la Republica tuve que usar muchas veces los servicios del teletipo, pariente del telegrama, para el envío expedito de mensajes entre nosotros y USA. RCA tenía su oficina en el Conde y hasta allá teníamos que ir, no había de otra o el deficiente correo. Luego  llegarían los servicios de paquetes a domicilio vía DHL, FEDEX, y luego  una  mezcla usando el   sistema de correo que si funcionaba, el de USA,  y el servicio de envíos o Curriers.

El salto real comenzó a darse en los principios de los 80. Fui el numero 735 de cliente en Telecable, toda una novedad. Teníamos nuestros beepers para empezar a ser controlados. El celular blanco crema era más grande que mi antebrazo, pero nos adentrábamos a un mundo nuevo. En la universidad se sigue usando   la computadora inmensa de tamaño y usando tarjetas perforadas ya desde los 70’s.  A mediados de los 80 llega  la computadora personal o PC,  y nos empezó a cambiar el ritmo y la forma de trabajar a nivel administrativo. El Floppy disk, los diskettes, los CD y luego los “memory sticks” surgieron paulatinamente, uno detrás del otro. Los juegos de ATARI y SEGA conectados a los televisores sacan a los muchachos de la calle y los sientan frente a una pantalla.

Antes de los 90’s ya los beepers desparecen,  pues el celular de menor tamaño como mi mano ya lleva incluido el beeper. Aun no nos habíamos hecho adictos al móvil. Y luego me perdí. Todo más pequeño y más rápido. Bueno, para ser honesto, ya yo andaba perdido desde que los Atari salieron, no gane una, no anote una y la sonrisa de que “estas quedado” no se dejaba de sentir.

Llega la revolución del Internet con todas sus nuevas posibilidades de estudio, de búsqueda de información, de comunicación, de acercamiento virtual entre personas de todas partes del planeta. En medio de este bosque cuando uno empieza hacer camino en Facebook, sale la noticia de que los jóvenes están dejando de usarlo.  Cuando uno logra twittear y whatasappear,  ya el Instagram te queda lejos y  así, sucesivamente. Necesito pedir ayuda constantemente para esto o aquello. Se que los de mi generación estamos “sufriendo” de alguna manera lo mismo, unos más otros menos, pero es parte de nuestra generación tratar de estar al día a una velocidad que no nos permite ni nuestra mente ni nuestro cuerpo, no estamos acostumbrados a usar solo un dedo para todo, nos hemos esforzado a usar hasta los dientes y las uñas para llegar a donde uno está en la vida, y no  un simple dedo.

Los tablets, los ipod, los  smartphone,… Ya si no hay pizarra blanca y un lap top para reproducir en pantalla lo que se  desea explicar en aula, uno esta OUT, no, requete out.

A pesar de todo la radio ha sido nuestro compañero desde siempre, cuando nos levantamos, nos introducimos en algún tipo de vehiculo pata ir al trabajo aunque sea una voladora, cuando  llegamos al trabajo, al salir y al llegar  a la casa o algún sitio de recreación, La radio esta ahí con su música, con su información y comentarios, con su gobierno de algún tipo en el aire. La Radio nos es compañía al caminar, al hacer ejercicios, nuestra mayor compañera es la radio y luego el celular. Pero  ya el celular tiene radio incluido, así que, solo celular.

Corea el Sur, de donde provienen dos marcas importantes de celulares terminando en G avisa que en el 2015 ya existirá la velocidad  5G en Internet y sus nuevos equipos por igual. La de nunca acabar.

Aprendimos que solos no podemos, somos más humildes, nos gusta trabajar en equipo, luego hemos pedido ayuda a los mas jóvenes para adaptarnos, para mantenernos en lo que se pueda al día, nuestras manos, quizás son más lentas, pero nuestro cerebro no tanto, luego con tenacidad nos hemos ido adaptando, re ingenier ando, no dejándonos caer, no quedándonos  atrás, cualidades propias de mi generación. ¡Que orgullo siento  de mi generación! 


*  http://lecturas.cibercuba.com/node/7

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