Cuando
me río los demás se extrañan de que me haya reído, pienso que soy de los de cara
dura.En cambio si me conocen personalmente o sea, íntimamente, no socialmente, se dan cuenta de una vez de que tengo la
mirada no tan dura, no puedo decir que tierna, pero no tan dura; la mano caliente, me sonrío a cada rato por cualquier detalle, ya sea una flor, una
ocurrencia, un ave volando cerca de mí, y me sonrojo con mucha facilidad, me
pongo rojo como un tomate maduro a punto de abrirse.
El
reír no me es muy fácil. Pero algo inesperado, fuera de lo normal me
suele hacer que mi garganta reciba aire
a todo dar, porque cuando me río me río a carcajadas, a veces hasta se me va el
aire y tengo que pararme y caminar; aun
las esfínteres no se han dislocado, así que no, no me humedezco.
Un
chiste norteamericano me suele hacer sonreír, lo mismo me pasaba con algún
humorista del pasado, me sonreía y dejaba de hacerlo cuando él se reía con la
lengua afuera, pues ya el encanto del chiste se me iba y mi mayor sorpresa era
ver que entonces, precisamente cundo yo
dejaba de hacerlo, los demás comenzaban
a reír.
En este fin de semana van a ser tres años que no veo canal criollo alguno, excepto cuando
hay una noticia importante o un discurso, cosas así, pero programas?, ninguno,
por lo que estoy desfasado en cuanto a las nuevas caras del humor.
Hay
personajes dizque chistosos, que me molestan, tales como el que
denigra a una maestra o a un profesor, el que hace abuso y burla de los no
heterosexuales, o de los incapacitados, o de los fuera de serie. Hay comediantes que usan
la burla a otros artistas y yo los rechazo, no me gusta que se burlen
de otros para tratar de hacer reír. Una cosa es imitar y otra es burlarse. La risa debe salir de adentro, por algo
inteligentemente expresado, un trabalenguas como los que usaba Cantiflas, por ejemplo, aunque
Cantiflas últimamente me hacia llorar, como en la película el Embajador. Eso
mismo me pasó con “boca de piano” en su película en la playa, lloré o lagrimeé, no me reí.
El
humor inglés y el alemán, me hacen reír.
Qué cosa tan rara! , el humor negro es el que me gusta. Tin Tan no me hacía ni
mover un labio, ni un diente. Mr. Bean me encanta. Chespirito con sus
ocurrencias por igual. De los humorista
criollos Cuquín es el que hace que mi boca se abra y pierda el control y llore
de la risa, aunque no siempre.
Álvarez
Guedes, y La Suprema Corte de mi juventud, esos aun me sacan, aunque los oiga y los oiga, y los vuelva a
oír; me sacan.
Me
gustaría reírme más, pero ni modo. Incluso he asistido a shows de supuesta pura
risa y nada. El chiste en que uno se ríe tres horas después cuando lo logra digerir y entender, ese es el que me
gusta.
A veces Tom me hace sonreír con su cariñadas ocurrentes.
Cuando los otros ven una foto mía riéndome piensan que estoy feliz, y yo más bien
diría que estoy relajado y la paso bien. Los momentos felices nunca me han hecho reír, pero sí sonreír
para mis adentros y lo disfruto en mis muy adentros, como con un deseo de guardar
para poder recordar ese instante que sé que no durará mucho, lo guardo; luego
lo recreo y me vuelvo a sonreír, quizás con igual intensidad y deleite. Soy un gran rumiador.
Sé
que se ha publicado mucho sobre el efecto positivo de uno reírse para la salud
mental y física, entiendo por tanto lo bueno de hacerlo, más no es algo fácil
para mí, Puede ser efecto de la crianza, pero mi hermana se ríe por todo y con ganas. No
debe ser genético. Puede que sea por la
historia que me tocó vivir, pero otros la han vivido por igual y cantan, bailan,
se ríen, hablan duro y yo no hago nada de eso, soy más de estilo monjil.
Un monje rumiador.
Por supuesto, soy pésimo contando chistes, aunque en confianza, soy burlón. Digo en confianza, porque yo soy tímido. Dichoso aquel o aquella a quien yo "relajo", pues indica de mi parte, un mayor acercamiento o distinción afectiva.
Bueno, seguiré tratando, todo es posible en la viña de aquel señor..