En mi ayer era normal el pensar convencidos total
y absolutamente de “que morir por la
patria es vivir”.* Claro está, teníamos concepto de Patria, amábamos y amamos
la Patria y al menos para mi familia era como respirar el pensar en la lucha
por la justicia, la dignidad del hombre,
la igualdad entre todos y nos ufanábamos de que la Constitución de 1940 en la
isla era la más avanzada de toda America Latina, la más liberal, democrática y pensando en el pueblo, en las mayorías.
De más está decir que soñábamos
en un gobierno “del pueblo, por el
pueblo y para el pueblo”, era como algo
que parecía llevábamos en la frente escrita.
A veces cuando escribo del ayer generalizo,
pero en el fondo escribo de lo que viví, sentí, me enseñaron mis dos padres,
uno más que el otro en lo patriótico y el otro en lo humano religioso. Ustedes
entendieron quien era la madre y quien era el padre en ese asunto, no hay que
especificar tanto.
Como ya he expresado en otros momentos,
vivíamos con los cuentos de mi padre y su participación en el movimiento
revolucionario del ABC contra el presidente Machado, de sus historias de los
grupos estudiantiles universitarios a los cuales él no pertenecía. Del suicidio
de Chibas; y por tanto cuando llegó el
proceso revolucionario contra Fulgencio Batista, pues ahí andábamos, sin mucha
propaganda.
Si a eso añadimos que la historia de la isla
conlleva tres guerras, una de 10 largos años, otra llamada Chiquita de trece meses
con su grito de “independencia o muerte” con Calixto García a la cabeza, (de ahí el escrito famoso del “Mensaje a García”);
y la última de las guerras del 1895 al
98 liderada por José Marti, Antonio Maceo y Máximo Gómez, era como vivir en
guerra constante. Esta última guerra contra el Imperio Español fue hurtada por
los Estados Unidos por su deseo expansionista de la época y eliminó de un
fuetazo la flota Española en el Oriente de la isla y con ella la presencia
hispana en el mundo internacional.
Ante lo anterior, no era muy fácil de que se
nos enseñara en la escuela de que los del norte no eran realmente nuestros
amigos; yo mas bien diría que queríamos más
a los “gallegos” contra quienes se luchó que a los americanos quienes fueron
intrusos y mentirosos. Si añadimos que Marti nos hablaba de ese pulpo donde el había
vivido, dentro de sus entrañas, y por tanto él mismo sabia de lo que era capaz,
pues cuando sacaron las uñas, como que
se venia venir, ya lo esperábamos.
Veíamos al norte con temor unido a una dependencia económica, política,
y por tanto social; ese mismo norte quien
nos quitó Guantánamo al devolvernos la
isla en el 1902, ya que por cuatro años estuvieron como interventores. Se quedaron al final con la base naval, con Puerto
Rico, la isla Guam y Las Filipinas. Nos pusieron
a Tomás Estrada Palma como primer presidente criollo.
Uno estudio con detalles la revolución
mexicana, y los héroes evidentes eran Pancho
Villa, Emiliano Zapata y luego más tarde la revolución sin sangre de Lázaro
Cárdenas. Esos eran nuestros ejemplos históricos. Mi familia mexicana ayudó a
su rápida asimilación por mi memoria.
La guerra civil española también nos tocó, hubo
brigadas cubanas que fueron a luchar por la república, y es que en el fondo la
guerra de uno era guerra de todos; Máximo
Gómez como bien saben no era cubano, nuestra bandera es creación de un venezolano
radicado en Nueva York, Narciso López, quien
la llevó en una invasión fracasada. La primera bandera de nuestro Padre de la
Patria, Carlos Manuel de Céspedes se parece a la de Chile. En aquel entonces había
un enemigo común, el o un imperio
europeo.
También supimos de las brigadas que iban a
Rusia a luchar por la revolución bolchevique, de todas partes los miembros de las
brigadas internacionalistas fueron a morir por un ideal. Una idea de Patria,
una idea de revolución, en fin, ideales.
No hay que ir más lejos, todos conocen al Che cubano, pero no, no era cubano. En las invasiones contra Trujillo cubanos,
venezolanos y dominicanos se juntaban en una sola unidad, la libertad
dominicana.
Uno vivió esa época de armas y creció con las
armas en su mente.
Todo lo anterior es porque me choca grandemente
el que europeos vayan a pelear por un Estado Islámico, las fuerzas del EI son
de todas partes, y eso me recuerda las brigadas rojas internacionales.
Antes se tomaba
un arma por otro tipo de
motivaciones, no eran religiosos. Las guerras
religiosas las asociamos a la
Edad Media; es un sentimiento de
retroceso, nos repetimos, andamos en círculos,
o en elipsis, y nos volvemos a engañar con otras motivaciones para guerrear.
No tengo
moral para criticar mucho. A nombre del cristianismo o del Dios
cristiano se hicieron las cruzadas contra ese mundo islámico, y entre
cristianos por igual se uso a Dios como
bandera, entre católicos y no católicos;
el caso occidental más reciente es el de Irlanda. Hubo guerras pro Papa vs No Papa
católico romano.
Usar a Dios como excusa para matar no debería
ser, pero esto no es nuevo, ya ha sucedido en las hogueras, en las mazmorras... Se exiliaron pueblos, huyeron pueblos
huyendo de Dios y buscando a Dios, se fundaron naciones a nombre de Dios.
¿Quien podrá levantar una primera piedra? Mezclamos religión con problemas regionales,
y económicos; mezclamos religión con problemas étnicos, y de tribus. Nada es como parece. Todo es más profundo.
Los nuevos aliados bombardean las instalaciones
de petróleo, ¿por qué será?
Cuando he visto lo relacionado a las profecías
de Nostrdamus, en sus visiones, él hababa de un ejercito con turbantes azules que invadían y
acababan con todo, ahora cuando veo a las fuerzas de la ONU me luce ver
turbantes azules en lugar de cascos o boinas ¿Seria eso lo que él vio?
Hubo un momento de nuestras vidas que entendíamos
que nuestra lucha era contra un régimen no creyente, ateo, era a favor de la religión que hacíamos
lo que hacíamos, “Viva Cristo Rey” gritábamos; y si otros hacen algo parecido, qué moral tengo para criticar lo que ellos
hacen, solo espero que lo hagan de buena fe como lo hizo uno y no sea un matar
por matar, o “muere impío” por un “quítame esta paja” .
Bueno todo es confuso, nada está claro, excepto
que vamos hacia otra guerra, la de los
seis días, la del de Golfo, la de Irak, la
del Estado Islámico, como quieran llamarle, pero que para allá vamos, para allá
vamos. Que Dios nos perdone por haber usado y usar su nombre en vano.
* estrofa del Himno Nacional de Cuba.