martes, 9 de noviembre de 2010

Lupita

¿Cómo llego Lupita donde mi?   Yo tendría 7 años, y fue un amor a primera vista. Siempre dormía con ella y en cierto sentido aun lo hago. Es lo único que saque de la isla además de lo de mi primera comunión y la corbata de graduación  de séptimo curso, color  verde botella. Es lo único que está en mi cuarto del  aquel entonces, un poco deteriorada por el tiempo.

Puede que vino con mis tías María y Paquita de unos de sus viajes a México, a ver la familia, ellas permanecieron siendo mexicanas, no cambiaron la nacionalidad como mi mama y por esa decisión de dejar de ser mexicana nos quedamos en Miami y no pudimos ir a la ciudad de México a vivir.

En el fondo mi mama decía que ella no era Mexicana, sino Yucateca, de Mérida. La razón de ella ir a la isla siendo una casi adolescente fue porque mi abuela, María del Carmen había fallecido y no podía quedarse sola.  A los varones de su familia, ni a hermanos ni a su padre Santiago, conoció. Nadie me ha dicho, pero siempre he sospechado que dejaron de existir en la revolución.  No la de Pancho Villa, ni contra Don Porfirio Díaz, sino a favor de la Republica de Yucatán, pero los aztecas del DF les ganaron y los mayas de Yuca pasaron a ser de por siempre mexicanos. Esa no fue la misma suerte que corrieron los países de Centroamérica  que si pudieron separarse de México, puede  ser gracias al Dios vecino del norte que necesitaba las frutas y vegetales del área sin control, Yucatán no recibió esa “ayuda”. Si hubiesen previsto el éxito de Cancún de seguro les hubiesen “ayudado”.

Lupita es morena, linda, de ojos obscuros, su tez es suave,  sientes que te ve, te retrata en un instante.  Hay algo angelical en ella que confías de una vez y le cuentas sus intimidades aunque ya ella las sabe  desde antes de comenzar a hablar, recuerden que dije que ella retrataba a uno .

Su vestido azul celeste  y blanco, no hay verde y rojo mexicano, ni con angelitos a sus pies, ni estrellas pintadas. Eso son adiciones hechas  por algún español de mal gusto que no entendía que una adolescente india morena pudiese vestir un vestido sencillo  y lucir preciosa,  tuvo que retocarla. Los estudios científicos así  lo han demostrado, una tinta y colores desconocidos aun su procedencia, y otros propios de la época posterior.

Pienso que sí, que fue en un viaje, que incluso me trajeron un traje de charro bien caluroso, picaba, pero que elegante uno se veía con su sombrero y por supuesto por ahí andan las fotos que lo atestiguan, un pequeño charro guapetón.

¿Cómo se que Lupita me escucha?  Bueno, mi cabeza me lo dice.

Cuento siempre que un día en mi cuarto en la isla, siendo un casi púber, o fue en cuarto de primaria cuando la profesora de matemáticas me dio un boche delante de todo el mundo por no saber la división ya que  había estado  enfermo y no podía  asistir a clases, y hasta Tete, mi vecina y subdirectora fue a ver qué pasaba por tantos gritos y ladridos  ante un flaquitín indefenso como yo parado delante de la pizarra,  o fue en quinto cuando nos pasamos hablando en clases de la perra Laika y del Sputnik por no sé cuanto tiempo en que estuve enfermo y cuando  volví a clases aun se hablaba de los rusos en el espacio, y eso que los rusos aun no habían llegado para adueñarse de la isla. El caso es que yo era enfermizo. Le propuse un mal día a la Lupe que si había hecho algo no correcto me castigase y cosas de la vida, por casualidades quizás, estuve en la clínica un mes con principio de tifus por tomar agua de la llave o pluma del diminuto jardín donde tenía mi cosecha de tomates, ajíes picantes  y tilo. El  Doctor García, el médico de la familia quien iba a domicilio, así lo decreto. Estuve aislado.  De ese mes solo recuerdo unas nalgas llenas de postillitas de tantas inyecciones y una leche tibia muy sabrosa  en la tarde, un  cuarto solo para mí de color verde que daba a la calle y podía oír el ir y venir de los carros y las guaguas, muchas guaguas,  y mi mama, papa llamaba mucho, solo pasaba  al  anochecer.

Bueno Lupita o quien fuese, se la lucio, ¡un mes!

¿Que habré hecho yo para un mes?  O me tomaron en cuenta lo de mis vidas pasadas también.

Ya saben, el respeto a Lupita creció y a obedecerla no más.

Veía  las películas en blanco y negro sobre ella, así como las de Marcelino Pan y Vino .  Marcelino hablaba con Jesús y yo con su madre morena adolescente, así que estábamos a mano, Marcelino y yo.

Descubrí  el otro día que detrás de su fotografía tenía una lista hecha a mano de todas las personas que yo le había asignado para que velara y protegiese. Espero que nadie de la lista haya pasado un día en la clínica como yo. No voy a decir sus nombres por si acaso.

El 12 del 12 es su día, a nivel de toda América, es la única versión de la madre de Jesús que no es invención del hombre, ella misma se invento en el manto del indio Juan Diego. Las fotos tienen detalles de su ojo donde están las imágenes de las personas de la época reflejada, ya eso yo lo sabía, mi imagen debe estar también en su Corazón.

¿Sera por eso que los mayas terminan su calendario el 12 del 12 del 12? ¿Quién sabe?  Hay tantas coincidencias como mi mes en la clínica…

Si  necesitan una madre dulce, tierna, suave, mimosa, joven, linda, humana, morenita, Indiana…les presto  la mía, a mi Guadalupe, Lupe, Lupita.  Quizás también la acaricien como yo y se le humedezcan  los ojos al hacerlo.  Eso de saber de que ella siempre esta ahí para cuidarme, no es fácil!

09 de octubre, 2010.

2 comentarios:

  1. La verdad que como articulo es muy bueno, muy tú, y como historia sobre la Virgen está todavía mucho mejor....

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