Esta noche pedía sopa. Las noches piden sopa, hay menos calor.
Busque una de las Campbell. Encontré una crema de espárragos. Inmediatamente vino mi tía Georgina a la escena.
Mi tía Georgina, al igual que Paquita, mi otra tía, pero de madre, no como Georgina que era de parte de padre, no sabía cocinar, eso de cocinar cocinar, no. Pero todos los viernes yo caía de paracaídas a cenar en su apartamento de la decima avenida, con primera del South West.
El menú no variaba mucho. Los bistecs más ricos del mundo, con su arroz y su sopa Campbell de espárragos o de green pea, creo que la sopa es la que variaba.
Ir a cenar significaba comer la carne de la semana, solo esa noche, viernes y siempre viernes comía carne. Supongo que como se cobraba los fines de semana, pues ese era el día. Mi tía Georgina trabajaba en la lavandería a dos cuadras de la casa.
Ella y mi casi tía Adelaida fueron las que mandaron los dólares para que mi hermana y yo saliéramos de la isla y luego mis padres. Mi hermana se quedo a vivir con Adelaida en la playa, Miami Beach y yo en el South West con Georgina. Realmente debió ser al revés porque la debilidad de Georgina era mi hermana.
Cuando mis padres salieron tres meses después que nosotros pasaron por la playa, pero terminaron mudándose, mudándonos a dos cuadras de Georgina. Mi primo Manolo y yo éramos como hermanos. Mi primer beso real a una chica, fue responsabilidad de Manolo, en el techo del hotel donde vivía Adelaida con una americanita pecosa que nos vio a los dos como buenos besadores, mi primo primero y yo después, el siempre fue mas avivato que yo, yo era o soy mas mojigatoso.
Nos íbamos a pie hasta el downtown, doce cuadras de esas americanas, para hacerla más corta cantábamos a dúo, The Book Of Love o cualquiera de moda, cuál de los dos más desafinados! Tomábamos un bus por un dime hasta la playa y caminábamos hasta Ocean Drive y la 6ta, a la playa, frente al hotel de Adelaida con la excusa de ver a mi hermana, era verano. Aun no había otras cosas en que pensar como el Directorio o la Juventud Católica.
Papa decidió que el que estaba en edad de estudiar era yo, y por tanto, era yo quien debía ir los viernes donde mi tía, a comer carne y mi sopa de espárragos. Pero no solo iba a comer, sino compartir con los otros muchachos y muchachas del edificio, leer revista MAD, ojear algún Playboy clandestino, escuchar la radio WQAM, 560 en el dial de la AM, no había FM que yo recuerde. Siempre esperábamos las 11 p.m. para oír una canción, “good night my love, pleasent dreams…” y nos íbamos a dormir. Era la época de Neil Sedaka, Paul Anka, Bobby Darin y otros que nos hicieron suspirar.
Todos estos recuerdos gracias a una lata de sopa, claro, de espárragos.
05 de octubre 2010
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