Si van a Miami en la Biscayne Boulevard cerca del parque que se llamaba de las palomas por la cantidad de palomas que dicen las malas lenguas que los exiliados se comieron luego, y ahora es Bayside, casi cerca de la entrada o salida de la pista hacia Miami Beach verán un edificio grande antiguo de color limoncillo-rosa, ese es Freedom Tower, un landscape de la ciudad.
Tengo entendido que la torre fue así bautizada a raíz de las actividades pro los exiliados, en aquel entonces llamados refugiados políticos, y conmemora la libertad brindada por el país de las libertades. Para nosotros la torre se llamaba The Refugee Center, el centro para refugiados, el REFUGIO.
Un edificio que albergaba todas las oficinas para recibir a los que venían de la isla y se les estaba dando el asilo político. Hay compañeros que llegaron por medio del programa Peter Pan, esto es niños, jóvenes sin familia en el país que la Iglesia Católica los recibía, los albergaban en casas como la de White Hall en Brickel Avenue. Otros los mandaban a Opa -Locka a centros no controlados por la Iglesia Catolica, hoy Caritas, ni tan expertos en el tratar a jóvenes no delincuentes, siendo su único pecado o delito el estar solos en una ciudad, un país desconocido y haber dejado atrás todo, incluyendo a sus padres y hermanos o hermanas, su familia.
En el centro de refugiados había médicos, trabajadores sociales y personas en plan de ayudar para suplir los que las familias no pudiesen. Pasamos a ser parte del Welfare sin danos cuenta. Teníamos un Parole, pasamos a ser asilados, y refugiados del welfare. Mi tarjeta de refugiado decía que yo era “cabeza de familia”, catorce años cumplidos hacía dos meses, cabeza de…
Cuando mis padres llegaron en agosto 4 de ese año, 1961, les empezaron a ayudar con un cheque de 75 dólares el cual se iba en pagar el apartamento que alquilamos cerca de mi tía Georgina en la décima del south west . Nos daban comida que básicamente era harina de maíz, carne tipo spam en latas grandes, huevo en polvo, leche en polvo. También pasta de dientes, enjuague bucal, Lucky Strike. Todo duraba unos 15 días.
Luego meses más tarde el centro avisó a mis padres que ya la ayuda no podía ser mantenida por más tiempo y debían escoger a donde ir fuera del área de Miami, para allá serian trasladados pagándoles el pasaje aéreo y tres meses de dinero del Welfare para que se asentaran, el cual debían devolver en un tiempo prudente al empezar a trabajar, en el sitio escogido le buscarían trabajo. Ellos escogieron Chicago, detrás de mi hermana y Nino, yo escogí quedarme solo en Miami con mis 15, casi 16 años. Las autoridades buscaban una desconcentración de isleños en el área, pero de todas formas Miami se convertiría en la capital del exilio, la nueva Meca a la cual había que regresar o al menos visitar de cuando en vez. La historia, el tiempo así lo ha hecho ver.
No cabe duda que sin el apoyo económico del Centro para Refugiados todo hubiese sido más difícil de lo que ya fue. Mi padre de vicepresidente de la Publicitaria McCann Erickson pasó a ser empalmador de papeles en una imprenta, de pie las 10 horas, para caminar sus 12 cuadras de ida y sus 12 de vuelta para ahorrar. Yo trabajaba en una bomba de gasolina gracias a un pariente de un ex novio de mi hermana, yo aun tenía 15, echando gasolina, limpiando los vidrios, tapando los piches de las gomas, ayudando a mecaniquear.
Ahí aprendí lo que era un freno, un acelerador y un cloche. Ganaba $25 a la semana, de lunes a sábados. Ya a los 14 me tocó limpiar baños, y pintar paredes de casas por dentro. A los trece estaba en Kohly, Marianao, ciudad de la Habana asistiendo a un colegio bilingüe, The Phillip´s School , donde estudié desde Kinder hasta el noveno. ¡Quien lo iba a decir! Tuvimos que hacernos hombres antes de tiempo. No nos dejaron ser jóvenes, algunos dirían que niños. ¡Cuántas materias quedaron pendientes por vivir!
2 de noviembre 2010
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