Nacimos en una época donde los teléfonos habían
dejado de ser usados con sus maniguetas. No dudo que aun quedase un que otro centro de acopio de
llamadas con su panel de quitar y poner clavijas
para conectar y desconectar las
llamadas. Al menos eso es lo que veíamos en la televisión que sucedía en otros
lugares. Existía el telégrafo, vi uno o dos telegramas escritos en el pasado,
pero nunca una estafeta. Aprendimos el código Morse y lo usábamos, junto a los walkie talkies para
jugar.
A mí me tocó nacer en La Habana por lo que en
comunicaciones estábamos por encima que otros territorios y nos manteníamos al día. Tuvimos ferrocarril antes que muchos
lugares de USA, el séptimo país del
mundo en tenerlo, antes que España.* Mi padre me contó que en la isla se probaron los teléfonos
traganiqueles antes que en USA, y al dar resultado, se hicieron públicos, luego
casi todos los establecimientos tenían
sus teléfonos de monedas. Lo anterior sin tener presente que Antonio Meucci de
origen italiano, radicado en La Habana y donde fue que aparentemente hizo sus
investigaciones sobre la telefonía que “dicen” que Bell más tarde se las adjudico como propias.
Hace poco lei que el último vestigio de
teléfono público con caseta roja en el Reino Unido fue llevado a un museo y ya no existen
estos “land mark” típicos
de Londres. Ya Superman no tiene donde
esconderse con paredes transparentes de cristal o plástico para cambiarse de ropa y dejar de ser Clark
Kent.
En mi casa el teléfono negro “toti” estaba
situado en el comedor que vendría a ser el centro de la casa de dos pisos, y
por tanto accesible a todos en la casa de cuatro personas. En la gaveta debajo
del aparato una gaveta con libreta y lápiz para escribir mensajes. No sé por qué en la misma gaveta estaba el
dinero de menudo para las compras del día sobre todo del chino que pasaba vendiendo de todo incluyendo pescado fresco que limpiaba y preparaba
delante de uno.
En 1952 llegó la caja grande obscura que se
sentó en la sala de la casa. En mi
familia solo se prendía de 6 a 10 pm y
una programación para todos en la
familia. Después de las tareas
realizadas y yo desgastarme con la luz del sol en la calle jugando, cenaba y veía
la televisión hasta la hora de dormir. Solo existían programas en horas de la
tarde y la noche. Luego llegaron
programas en horas de la mañana para niños y amas de casa. Nada en la
madrugada. Solo tres canales recuerdo,
el canal 2 de Pumarejo y su Club de los niños en el cual yo me inscribí con mi carnet y todo, el canal 4
donde se veían las series de USA y visité su local con mi padre cerca de
la Universidad de la Habana y lógicamente la CMQ, la cual también visité un día
de sábado con mi padre. Tuve el honor de estar en el medio de los medios de esa época. Lo
mismo ocurrió con los periódicos y la radio, en
Radio Progreso vi como se hacían las novelas que luego oiríamos en la
casa donde me llamó la atención lo referente a los efectos de sonido.
La TV era en blanco y negro, en el 59 llego a colores
trasmitiendo desde el Habana Hilton, hoy Habana Libre, pero no hubo tiempo que
llegase a mi casa.
Luego en el exilio sí había donde mi tía
Georgina TV a color y el teléfono de pared, Si queríamos llamar allá se iba y
si quería ver algo en TV allá se iba. Nosotros no teníamos posibilidad de nada
de eso. Como que nada, ni TV ni teléfonos, nos eran
necesario en ese momento histórico, excepto el hablar con la alemana por teléfono hasta que
mi tía me pelease por usar demasiado la línea.
En la Republica tuve que usar muchas veces los
servicios del teletipo, pariente del telegrama, para el envío expedito de
mensajes entre nosotros y USA. RCA tenía su oficina en el Conde y hasta allá
teníamos que ir, no había de otra o el deficiente correo. Luego llegarían los servicios de paquetes a
domicilio vía DHL, FEDEX, y luego una mezcla usando el sistema
de correo que si funcionaba, el de USA, y
el servicio de envíos o Curriers.
El salto real comenzó a darse en los principios
de los 80. Fui el numero 735 de cliente en Telecable, toda una novedad.
Teníamos nuestros beepers para empezar a ser controlados. El celular blanco
crema era más grande que mi antebrazo, pero nos adentrábamos a un mundo nuevo.
En la universidad se sigue usando la computadora inmensa de tamaño y usando
tarjetas perforadas ya desde los 70’s. A
mediados de los 80 llega la computadora personal o PC, y nos empezó a cambiar el ritmo y la forma de
trabajar a nivel administrativo. El Floppy disk, los diskettes, los CD y luego
los “memory sticks” surgieron paulatinamente, uno detrás del otro. Los juegos
de ATARI y SEGA conectados a los televisores sacan a los muchachos de la calle
y los sientan frente a una pantalla.
Antes de los 90’s ya los beepers desparecen, pues el celular de menor tamaño como mi mano
ya lleva incluido el beeper. Aun no nos habíamos hecho adictos al móvil. Y
luego me perdí. Todo más pequeño y más rápido. Bueno, para ser honesto, ya yo
andaba perdido desde que los Atari salieron, no gane una, no anote una y la
sonrisa de que “estas quedado” no se dejaba de sentir.
Llega la revolución del Internet con todas sus
nuevas posibilidades de estudio, de búsqueda de información, de comunicación,
de acercamiento virtual entre personas de todas partes del planeta. En medio de
este bosque cuando uno empieza hacer camino en Facebook, sale la noticia de que
los jóvenes están dejando de usarlo. Cuando uno logra twittear y whatasappear, ya el Instagram te queda lejos y así, sucesivamente. Necesito pedir ayuda
constantemente para esto o aquello. Se que los de mi generación estamos
“sufriendo” de alguna manera lo mismo, unos más otros menos, pero es parte de
nuestra generación tratar de estar al día a una velocidad que no nos permite ni
nuestra mente ni nuestro cuerpo, no estamos acostumbrados a usar solo un dedo
para todo, nos hemos esforzado a usar hasta los dientes y las uñas para llegar
a donde uno está en la vida, y no un simple
dedo.
Los tablets, los ipod, los smartphone,… Ya si no hay pizarra blanca y un
lap top para reproducir en pantalla lo que se desea explicar en aula, uno esta OUT, no,
requete out.
A pesar de todo la radio ha sido nuestro
compañero desde siempre, cuando nos levantamos, nos introducimos en algún tipo
de vehiculo pata ir al trabajo aunque sea una voladora, cuando llegamos al trabajo, al salir y al
llegar a la casa o algún sitio de
recreación, La radio esta ahí con su música, con su información y comentarios,
con su gobierno de algún tipo en el aire. La Radio nos es compañía al caminar,
al hacer ejercicios, nuestra mayor compañera es la radio y luego el celular.
Pero ya el celular tiene radio incluido,
así que, solo celular.
Corea el Sur, de donde provienen dos marcas
importantes de celulares terminando en G avisa que en el 2015 ya existirá la
velocidad 5G en Internet y sus nuevos
equipos por igual. La de nunca acabar.
Aprendimos que solos no podemos, somos más
humildes, nos gusta trabajar en equipo, luego hemos pedido ayuda a los mas jóvenes
para adaptarnos, para mantenernos en lo que se pueda al día, nuestras manos, quizás
son más lentas, pero nuestro cerebro no tanto, luego con tenacidad nos hemos
ido adaptando, re ingenier ando, no dejándonos caer, no quedándonos atrás, cualidades propias de mi generación. ¡Que
orgullo siento de mi generación!
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http://lecturas.cibercuba.com/node/7