Tener fe es saber que tu existes con un fin, personal o comunitario. No entiendes que’ o cuando, pero estas aquí por algo, para algo.
Tener fe es saber que si le has dejado en sus manos un problema en algún momento se desatara, no cuando tú quieras y como tú quieras, solo que se desatara.
Tener fe es saber que para El todo es posible porque El es el que sabe hacia dónde va todo y por que’.
Tener fe es saber que nada ocurre sin sentido, todo tiene su razón de ser y que toda causa tiene su efecto.
Tener fe es saber que las puertas se cierran para que otras se puedan abrir.
Tener fe es saber que después de la tormenta viene la calma, la paz y el sol que ilumina y calienta.
Tener fe es ver lo bueno que nos rodea sin olvidarnos de que el mal existe, pero yo y El somos mayoría aplastante.
Tener fe es confiar en el que es mi pastor y sabe mi nombre y me lleva a buen recaudo sin darme yo cuenta.
Tener fe es confiar que si tuviésemos que tiramos al agua El nos recibirá con sus brazos abiertos.
Tener fe es aceptar como un hecho de que El no miente y lo que dijo se hace verdad o dejaría de ser El.
Tener fe es saber de que salimos de El y volvemos a El.
Tener fe es confiar que la barca no zozobrará y la calma volverá.
Fe y confianza van de la mano, quien no confía no tiene fe. El confiar es un acto de amor y el amor no es un sustantivo es un verbo, conlleva acción, creer, confiar y tener esperanza. La duda es un acto de desamor, pues el que duda no ama, no se entrega, pone condiciones. Poner condiciones a un ser imperfecto es lógico porque es imperfecto, pero a Dios, no, pues El no tiene imperfección o no sería Dios.
Tener fe es actuar como Abraham, dispuesto a todo a sabiendas que al final El buscara una salida, pues no quiere mi mal sino mi felicidad, pero mi felicidad no necesariamente es como deseo que sea, sino como está predeterminado que sea.
La razón no es quien me hace creer, sino el sentimiento, porque es un acto de amor, de confianza.
1 de noviembre, 2010
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