miércoles, 4 de mayo de 2011

Ghelka Vianella

Siempre la he llamado por los dos nombres, no porque se portase mal, sino para evitar confusión de a quien llamaba.

Se repitió el nombre de la mama, pero le añadí una H entre la G y la E.  Con los nombres se puede todo. La costumbre hace que uno busque el segundo nombre y le tomamos el nombre prestado a Vianella, hija de Camelia y Ambiorix, hermana de mi hermano Ricardin.  Y nada, así la declare'.

Al ser la segunda en llegar ya habíamos experimentado; sabíamos que no hacer, y que si se debía repetir.  Se tomaron las cosas con un poco mas  de calma por la experiencia adquirida. El ser la primera damita le daba su singularidad, su individualidad, su diferencia.

Nace en medio de una efervescencia profesional  y eso  reconozco que le debe haber afectado.  Ya habíamos terminado la segunda licenciatura, no había maestrías en aquel entonces y solo podíamos repetir el grado académico, licenciatura.  Recién había terminado la  etapa  en que yo había sido” como el primer vicerrector  académico” de UTESA, la Universidad Tecnológica de Santiago, que termino no siendo tecnológica.  Dije “como” porque en el paso de CETEA a UTESA no había vice,  solo rector y sobre él una junta.  El cargo seria parecido al de un  Decano Académico. El cuñado Holger Escoto fue quien diseño el  escudo de la recién universidad que aun es utilizado.  Se hizo el diseño  vía la escuela de Arquitectura  que el  comenzaba a crear y dirigir. Luego surgieron algunas diferencias que no vale la pena desenterrar y nos fuimos del centro.  Holger  primero y yo después.

Creamos el  Centro Integral de Educación Técnica CIET, Holger, yo y otros mas como Hendrik  Kelner, el Arq.  Cuqui Batista,  Nelson Viñas, Antonio Kokette.   Yo empecé a dirigirlo.  De tarde mudamos el Centro Educativo Santiago, CES,  al nuevo local en la Duarte con Restauración.  El CES ya  funcionaba  en horas de la tarde en el local que daba a  la parte de  la calle Central en La Salle. Se ofrecían  los cuatro cursos de   secundaria  de 2 a 6 p.m.  trabajaba  junto con Fulvia Rodríguez y un equipo excelente como Rafael Emilio Yunen, Mukien Sang, Sarah González, Isidro Rodríguez, Italia Taveras, …  De 6 p.m. en adelante clases de ingles del CIET  donde yo daba clases, Nora Llenas,  Irina Lirio por igual. De 8 a 10 p.m. las carreras técnicas como la de construcción, administración, lectura de planos con Holger, Cuqui y Anita Pieter.

Ya en la mañana seguía en La Salle y el Sagrado  Corazón con algunas escapadas en la tarde para dar clases en la UCMM de Filosofía o de Doctrina Social de la Iglesia. Los sábados daba Etica Profesional a maestros en servicio. Los domingos teníamos el programa CIET RADIAL  con un buen equipo como Carlos Fernández Rocha, Carlos Escoto, Ivelisse Mercado,  Flavio Darío Espinal, Italia, yo… alguien queda. No todos iban a la emisora de Ondas el Yaque a las 8 de la mañana, solo escribían.

En esa  época había energía, juventud, deseos de progresar y hacer camino.  Maestro al fin, había que “chelear” en varias partes para cubrir  el mes, y como lo del CIET y el CES era realmente un aporte a la sociedad  sin disfrute de sueldo, más bien con disfrute de deudas.

Bueno, ¿ya se cansaron?  Eso es lo que sucedía.  Exceso de trabajo y ¿Ghelka Vianella?,  nació en medio de esa vorágine y quedaba en la casa creciendo sin su papa’
.
Ya luego vino la venida para la capital, ella tendría unos 4 años.  Quedo’ con su mama’  por un tiempo hasta que ambas vinieron también a la ciudad a casa de una amiga y luego a un apartamento. Ian se les unió  mas tarde.

Los fines de semana ella iba a mi casa junto con Ian.  Yo empezaba como Decano de Ciencias Sociales en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, INTEC  y al poco tiempo como  Decano de la Comunidad  Académica lo que conllevaba un reto, mucho trabajo, y parte de este trabajo iba conmigo a la casa.  Era un “workholic”.

En Santiago yo era Jorge Ruiz, todos me conocían, aquí yo era uno más. Uno toma decisiones, puede que uno no se arrepienta de haberlas tomado, pero se pierde y se gana. En Santiago una vez mandaron una carta que decía Jorge Ruiz, Santiago de los Caballeros y mas nada, sin dirección y me llego’ a mi mano de parte del correo.  Aquí en el Distrito, ¿eso?, ¡ni ahora!

En Santiago estudio educación inicial en la Salle, y en Santo Domingo en el Claret al igual que Ian. Luego los dos en la Salle de por acá;  solo durante este año vivió conmigo y pasaba los fines de semana con la mama’. Paso’ al Yody por lo de la educación integral del día casi entero.  Luego  pensamos que lo mejor era que fuese al Senderos para la secundaria, así ella podía estar más conmigo en esa época difícil de la adolescencia aun viviendo con su mama’, pero le toco’ el yo ser vicerrector de la Universidad Iberoamericana, UNIBE.  Así que realmente no estuvo mucho conmigo aunque yo fuese todos los días al colegio antes de empezar en la universidad por una hora.  La monitoreaba desde lejos, aunque más cerca que antes.

Llego’ la adolescencia y tratamos de estar, pero no sé si estuve lo suficiente. Aprovechamos que representaba los cursos de ingles de la ELS en USA para que fuese conmigo por un mes. Buscaba rellenar los baches posibles. Ya luego al salir de la secundaria vinieron sus estudios, su carrera, su trabajo, su vida personal. A distancia seguíamos  monitoreando, pensábamos que bastaba con ser útil cuando pudiese necesitarme. La adolescencia necesita distancia, respeto. Al menos eso pensaba yo, eso habían hecho conmigo y uno imita a sus padres en esto de educar a sus hijos.

Hoy día es mi compañera de salida a eventos donde no estoy acostumbrado a andar solo. Ha heredado la parte espiritual mía y por tanto hablamos el lenguaje místico de los mayas. De los tres, ella es la más Ruiz, la que se parece por dentro más a mí.  Pienso que tiene un aire a mi tía Lía, medio brujosa.

Es sociable, amigable, sensible y por tanto los que me rodean la quieren, aprecian y aceptan.

Todos dicen que también se parece físicamente a mí, yo no sé si eso es bueno o no para ella.

Le toco’ la peor parte de ser hija, por la época, la circunstancia, por la vida.  Espero que me haya perdonado mis jorjadas, y ruizadas, o al menos tengo la esperanza de que algún día lo haga, pues ella también tiene sus propias “ruizadas”.

Esto de ser padre deberíamos de  pensarlo mejor por la repercusión que tenemos sobre un ser humano que traemos a la existencia, pero en ese momento que nos toca serlo   no lo aquilatamos  por nuestra propia inexperiencia y juventud. Pensamos  que podemos llevarnos el mundo por delante, y muchas veces es el mundo quien nos lleva, nos arrastra.

8 de febrero 2011

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