Nosotros los padres aprendimos a
ser padres.
Nosotros,
los padres, decimos que nadie nos ha enseñado a ser papá o mamá, sin embargo,
esta afirmación se aleja de la realidad.
Puede
que no sepamos preparar correctamente los alimentos, cambiar un pañal, sacar los
gases, pero la otra cara de ser padre o madre, esa sí la sabemos.
Nosotros
desde pequeños ya sabemos lo que nos gusta de nuestros adultos, lo que nos
entusiasma y aún hoy recordamos alegremente. Esa parte sabemos que es repetible
y de una manera u otra tratamos de rehacer, revivir con nuestros hijos deseando
que ellos se sientan igual de bien como nosotros en el ayer.
También
sabemos desde temprana edad lo que rechazamos de nuestros padres, parientes
cercanos, profesores, y aún seguimos rechazándolo en nuestro recuerdo. Esas
experiencias evitamos que nuestros hijos la sufran, la padezcan.
Las
otras actuaciones nuestras para con los hijos, ni las hemos copiado, ni las
hemos evitado, son las que salen así espontáneamente por nuestro temperamento
seco o animoso, paciente o agresivo.
No
obstante, si a base de golpes físicos aprendimos, tendemos a enseñar así; mas si
aprendimos a base de golpes morales, frialdad momentánea que asemeje el retiro de
nuestro cariño hacia el hijo, pues entonces así será nuestra forma a seguir
cuando le llamamos la atención a los hijos.
Lo
que no tuvimos queremos que ellos lo tengan, lo que experimentamos para bien,
que ellos experimenten.
¿Qué
es lo que no entendemos cuando nos ofuscamos? Cuando "algo" funcionó
con nosotros cuando pequeños y ahora vemos que en ellos no hace mella. No
resulta igual o parecido: el esquema se nos cae. Lo que la vida, la sociedad
nos enseñó no funciona; así como no funciona la clave morse en nuestros días
por estar desfasada, lo mismo sucede con la música de 78 revoluciones, la cual
oímos y soñábamos, versus los videos clips donde no hay imaginación posible aunque
sí la sugestión.
Entonces
ahí descubrimos que "estamos viejos", y como todo ser humano buscamos
la solución dentro de un ambiente de paz, reflexión y consultas, con otros que pasaron
por experiencias similares o suponemos que dominan más el asunto que nosotros
mismos.
No
obstante, lo que es evidente es que desde nuestro primer acto de respiración ya
aprendemos a ser padres siendo hijos. Otro asunto es cuando no hay padres,
madres, sino tíos, abuelos; pero en todo momento estará “La Loba de Rómulo y
Remus”, o los monos que criaron a “Tarzán”, seres que nos enseñaron a ser lo que hoy somos.
Viernes
17 de noviembre de 1989, Periódico El Siglo página 14
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