domingo, 7 de julio de 2013

...lo he comentado antes.


Pienso que ya lo he comentado antes. Se me están olvidando las caras. Menos mal que existen las fotografías para refrescar la mente.

Hay caras que ya no están en el "desktop". Son caras importantes, son miradas, sonrisas; no, no están.
En estos días que he estado botando fotos y otras cosas;  me las he vuelto a encontrar. Algunas las guardo, otras las rompo en varios pedazos por aquello de que alguien no las vaya a usar.

Todos hemos cambiado, ya no somos como éramos, siempre hay excepciones, los menos.

Si no tuviese la foto de mis padres frente a mi cama y los viera todos los días al levantarme y al acostarme, ya no sabría decir cómo eran. Cuando veo una foto de mi mamá en sus últimos años me cuesta reconocer que era ella ya casi ida o yéndose, aunque aun nadie  lo sabía, porque no queremos saber, es mejor no saber.

Recuerdo escenas, pero cuando trato de usar el "zoom" a un detalle de ese ayer, no me es posible, no capto nada, no es que no reconozca, es que no capto nada, un vacío total.

¿Estaré ya empezando a olvidar?   Estaré ya doblando la esquina?

A veces en las películas o en las series televisivas dicen eso mismo, lloran porque ya no se acuerdan de sus seres queridos, las imágenes se han borrado, y en el fondo me alegro, no soy el único, y ellos que lo dicen son jóvenes, no es la vejez, es el tiempo.

Es más lo que mi mamá me decía, o una actitud de mi padre lo  que recuerdo con viveza. La escena que siempre recuento de mi padre  mordiéndose los labios de impotencia,   ya en el exilio y llorando a solas en su viejo sillón, viene a veces, la traigo, pero no recuerdo la lágrima cayendo, ni los ojos húmedos, solo sé que está llorando solo, en la oscuridad de las seis  de la tarde donde la luz empieza a huir por las rendijas de la ventana y la no luz  empieza a aplastarnos,  la oscuridad con esa lentitud,  propia de esa hora,  nos maja, y tritura  el ánimo. Pero no veo detalles, se que muerde los dedos, pero no veo los dedos.

En el fondo tengo miedo de olvidar los recuerdos. No vivo de ellos, trato de vivir el presente y no hago muchos planes, para qué hacer planes? Cuando los hago no suelen darse. El presente si se me da, pero hay días en que el pasado vuelve como una aplanadora. Cuando llega nos hace sonreír, las más, nos hace lagrimear, las muy menos, nos hace llorar como un niño al quien le han quitado el juguete y tiene sueño.

¿Cómo se harían los que vivieron en otra época sin fotos? ¿ Cómo guardarían ellos sus recuerdos? ¿A base de repetirlo y repetirlo?  Quizás por eso se idealizaban las situaciones y las personas; cambiaban la realidad a medida que la contaban una y otra vez. Quizás ellos mismos iban eliminando los detalles, se quedaban en lo básico que iban a recontar. Quizás por eso lo cantaban para no perder los detalles que sabían que lo iban a olvidar y se perdían en el tiempo.

Se me olvidan las caras, los rostros, las expresiones y no quisiera que fuese así. El tiempo nos hace olvidar detalles, aunque ciertamente nunca el todo, lo esencial, el amor, la confianza, el consejo, la ternura, el sacrificio, el ejemplo, las ideas.

 Se me están borrando, se me están alejando, se están disipando, se están convirtiendo en un vapor huidizo. En un correr del agua por los resquicios de mis dedos, entre  mis manos que no pueden sujetarla

No lo puedo remediar.

1 comentario:

  1. Eso me pasa ami tambien.
    Creo quebes una manera natural de organismo..de borrar cosas para tener espacio para las nuevas.
    Relajate.....y disfruta el presente.
    Besitos.

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