Cuando nos enfrentamos al tema
de la muerte o a la muerte en si, hay
sentimientos encontrados sobre ese momento inevitable del decir adiós.
El sentimiento de que no
queremos que se vaya la persona envuelta, versus la visión de aspecto más espiritual
o religioso donde se estima que es mejor
que la persona se vaya, y se piensa que dejarlo ir es lo mejor para que no
sufre de más.
Los jóvenes no suelen hablar
de la muerte, es un evento que lo ven muy lejos; los mayores en experiencia quizás
si lo hacen, pero hay otros que le temen hasta al tema, lo evitan, lo evaden,
le huyen, no desean enfrentarse a una realidad que vendrá.
La muerte es el dejar de
existir como ser vivo que eras y tu cuerpo ha de empezar un proceso de descomposición de ѐl
mismo hasta convertirse en nada, cenizas, huesos sin más.
Cuando el corazón, deja de latir no significa que haya muerte,
pues puede que con masajes, con energía inducida vuelva a palpitar y bombear la
sangre necesaria que el cuerpo requiere para mantenerse en estado al menos
latente.
El cerebro es quien domina
realmente todo y cuando deja de actuar ahí si hay muerte total, pues aun no podemos tocar, manosear, trasmitir energía a
la masa gris; quizás algún día se logre
y mantenerlo vivo como vemos en algunas películas donde el cerebro está fuera de
un cuerpo y sigue trasmitiendo mensajes y órdenes por canales eléctricos de comunicación, pero hoy por hoy,
cerebro paralizado es muerte eminente. Cerebro con envío de comunicación
eléctrica sigue siendo un cerebro con vida aunque el cuerpo no reaccione a sus órdenes
por algún canal obstruido de energía.
Si la masa gris deja de
funcionar, si el oxigeno dejó de circular por la falta de irrigación de la sangre por su masa gris, nada
podemos hacer y se pasa a la muerte. Al dar este paso queda quieta, inmóvil toda
tu envoltura sobre la cama, la mesa o sobre donde esté el cuerpo físico en ese instante. Si esto ocurre, aunque
el corazón bombee, lo hace artificialmente, porque su control de mando ya no
existe actuando, pasó a descansar; algún “aparato” está alterando el proceso
inadecuadamente..
Mi YO ya no está dentro de ese
cuerpo, mi yo trasciende si tu creencia es espiritual, no importa la religión
que sea, o simplemente tu YO desaparece conjuntamente con el ultimo movimiento
de tu mente o cerebro, tu ultimo hálito de respiración y tu último sonido
coronario.
En el caso mío, por formación,
soy de los que opino que mi YO como tal trasciende y deja de estar en el
cuerpo. Pasa a otra dimensión o categoría psíquica, espiritual o como deseen
nombrar.
La muerte es normal en todo
ser vivo, es parte de la vida, es terminar tu misión, la razón de estar aquí.
Recuerden que dije que yo opto por una vision espiritual del ser, no por una agnóstica,
ni materialista.
Cuando el YO se va, no hay
nada tuyo ya ahí, todos tus recuerdos, tu pasado, tu sentimiento, tu
pensamiento, tu ayer se fue contigo, ahí solo queda tu exterior, frío, inmóvil,
sin vida.
¿Por quѐ aferrarse al ser que
ya está por irse? Quizás quiera irse,
porque si quisiera quedarse lucharía y mandaría señales, signos de algún tipo querer quedarse, pero no, ya claudicó, ya
encontró algo mejor, ya decidió no seguir con esta carga impuesta desde el
nacer. Más de una vez he visto que personas que llegan “muertas” al hospital son
revividas para luego tener un ser vegetal debido a un derrame cerebral; yo no
soy mѐdico, pero eso es lo que vivido en personas cercanas.
Los que quedamos nos aferramos
a un cuerpo porque es lo que se ve y se toca, lo real no es visible a nuestros ojos y como no podemos captarlo, no podemos aferrarnos a ese ente invisible, normalmente ni nos percatamos
de la existencia de ese ente conocido antes y ahora en otra forma de existencia.
La naturaleza es sabia, es mejor dejarla seguir su curso, aunque sea
contra viento y marea de nuestro deseo ¿Quѐ hacemos con aferrarnos a un cuerpo
sufriendo y un yo sin poder expresarse?
No hablo o pienso en la
eutanasia, eso es otra cosa, solo hablo de dejar a la naturaleza seguir su
curso y si es quedar en coma, pues así será, pero si es dejar de estar, así
será también, debe ser. Por quѐ mantener un estado somático artificialmente,
dejemos que el mismo cuerpo decida y si permanece en coma, pues dejemos que
siga existiendo sin elemento artificial secundario.
Personalmente no le temo a la
muerte, pero sі al quedar discapacitado, dependiente de otros, y en un proceso
de la familia gastar todo lo que posee por uno, y al final, nada, la muerte. No, no hace falta
que otros se sacrifiquen de esa forma. No le veo el sentido de alargar lo
inevitable, como tampoco forzar lo que ha de venir.
Cuando llegue el día, tarde o
temprano, solo espero estar en mis cabales, ser productivo de alguna forma aunque
sea dando amor o cariño a mi alrededor, y no solo demandando y demandando y
solo demandando; siendo una carga económica y emocional.
Puede lucir cruel lo anterior,
pero prefiero que si me voy a ir me dejen ir, no me detengan, mas aun porque
tengo la certeza interna que me encontrarѐ con gente querida, seré parte de mi
tribu espiritual inicial de este todo. Yo no voy a menos, voy a más. No he hablado de resurrección ni nada
parecido, solo he dicho regresar a mi tribu inicial, de donde salí antes de
encarnar en esta pequeña cárcel. Sentirme libre, sin atadura externa alguna.
Si fuese de los que creo en
que más nada hay después de este eterno caminar, dejaría de luchar, progresar,
existir, pues nada me seria importante entonces.
Cuando alguien escribe “Gracias
señor por la vida y un día más”, yo pienso en mis adentros, gracias Señor por
dejarme vivir un día más en paz y armonía, en salud, de lo contrario, no dejes
ni un segundo que así sea; porque creo en ti aun estoy aquí, de lo contrario, ¿para
quѐ seguir? Si algún día dejase de creer que existes, no haría absolutamente
nada más por continuar arando en este desierto, y en este caminar sin caminos,
solo estelas en la mar.
Nota: la muerte de Robin
Williams me trajo al tapete este tema nuevamente, y aun recuerdo “What dreams
may come”, su película sobre su esposa
Chris ida al infierno de Dante por
haberse suicidado tras una fuerte depresión y R.W. bajar ѐl al averno a rescatarla; el amor pudo
más que la muerte en si. Si fuese eso posible ya tendríamos a Robin Williams
con nosotros de nuevo dado la manifestación de sorpresa y de amor que se ha
sentido en estos días, pero ¿quien somos para ir contra los deseos de un ser
humano que nos hizo reír, sonreír y
llorar?
Otro elemento que reboso mi
vaso es la ida a destiempo, segun mi opinion, de Oscar Lopez Camacho, grupo 77 de La Salle con
quien compartimos alegremente hace una semana en casa de mi cuñada Farah en Gurabo, Santiago. Como Farah me expresase,
“la vida es un Flash”, o más bien en un flash ya no hay más que hacer o decir y
debemos ineludiblemente decir adiós.